Nota: se muy poco de este personaje, porque bueno yo no he visto la nueva temporada de bleyblade que es la Rize o Gt alguno de esos nombres es y digo que será corto, lo lamento ;-;.
- Amane Kun ¿estas bien? - pregunto su dulce novia que lo veía preocupada.
Este sonrió de manera cariñosa revolviéndole los cabellos (C/P) y dejando un dulce beso en su frente.
- No pasa nada ____ Chan - sonrió y la atrajo hacia si mismo, cuando vio Drum caminar serca del lugar de donde estaban.
El de orbes verdes rezaba que si los veía y estropeaba su día libre con su amada ____ lo asesinaría (literalmente).
Pues, el pelirrubio era muy apegado a ti es más decir que parecía chicle pegado a tu zapato, no se quitaba con nada, tanto Drum, Delta, Aiger y Valt, eran muy pegados a ti.
Eso molestaba de cierta manera a Amane, los celos le invadían, el simple echo que le prestarás antencion a ellos y no a el, le fastidiaba.
- ¡____ Chan! - yy el día se fue por el caño, Drum con la inocencia de Valt, fue a saludar con emoción a su enana y mejor favorita, en cuanto te vio se abalanzó hacia ti.
Ambos cayeron al suelo, Amane fruncio el ceño enojado, mientras tú solo reías en la acción del pelirrubio.
- hola Drum - te revolviste los cabello aún tirados en suelo, Drum se levantó y te ayudo a pararte.
- ¿Que haces ___ Chan? - Drum no se había dando cuenta de que estabas en compañía de Amane.
- estaba pasando el rato junto a Amane Kun ¿y tu Drum? - Drum volteó a ver a Amane quien le hacía una amenaza silenciosa de que se fuera o lo destrozaría y no sería algo lindo.
- a-h estaba buscando a... a ¡Delta! - preso de los nervios, se despidió de ti con una sonrisa y corrió lejos.
Tu celular había vibrado y lo revisaste, ya era hora de que volvieras a entrenar, Frunciste el seño, por ti no volverías a ese lugar.
- lo siento Amane Kun, es hora de irme debo ir con Kurenai a entrenar - Amane se le hizo un tick en el ojo, con una sonrisa forzada y un sentimiento de cabeza se despidió de ti .
- Nos vemos luego - te dejo un casto beso el los labios y se alejó dejándote sonrojada.
Te fuiste escondiendo por la maleza de los frondosos árboles hasta llegar al lugar acordado, sin darte cuenta cierto ojiverde te había seguido hasta dicho lugar escondiéndose muy bien.
Cuando viste la silueta de aquel sujeto lo miraste con desprecio y repugnancia, con una mirada fría y penetrante, superando ala de su hermano mayor.
- hasta que llegas - el albino mostró una sonrisa de sorna en su rostro acercándose lentamente hacía a ti, te mantuviste quieta en tu lugar.
- ¿me impondras la ley de hielo cariño? - tomo tu barbilla entre sus dedos, acercándote a sus labios, cerraste los ojos como si le estuvieras esperando, el albino sólo soltó una risita, lo que no se esperaba era lo siguiente; Cuando acercó suficientemente su cuerpo al tuyo, subiste una rodilla y le diste en sus bajos, Kurenai cayó de rodillas poniendo una mano en su genital tratando de calmar el dolor.
- No lo confundáis Kurenai, sólo estoy aquí para entrar - te adentraste al gimnasio con una sonrisa de burla en tu rostro.
Mientras cierto ojiverde fruncio el ceño, ¿como se atrevía a tocar lo que le pertenecía?, El no iba perdonar ese acto, ya lo tenía en la mira.
(✨ ✨ ✨ Salto de Tiempo ✨ ✨ ✨)
Sus pasos eran firmes pero sigilosos, veía a ambos lados de cada rincón, comparando que absolutamente nadie anduviera por ahí.
Sólo la luz de luna que filtraba en las ventanas era la única luz con la que se guiaba hasta la habitación de cierta persona.
Al fin había llegado hasta la habitación que quería, posó su mano en el picaporte con cuidado de no hacer ruido, la giro abriéndola, entro y la Cerro con seguro, vio aquél albino durmiendo pacíficamente.
Se acercó a éste con cuidado de no tropezar con nada, ni hacer ruido, jalo una almohada que estaba tirada en suelo y cálculo bien cómo lo asfixiaría, el Albino había acomodado su cabeza para quedar viendo al techó, Amane no espero más y le puso la almohada en la cara empezado su plan, el Albino despertó agitado e intentando quitarse esa almohada de la cara, quería gritar pero, sus palabras se quedaban atoradas en su garganta.
Con una mano presionó con fuerza la almohada en al cara del albino, con si otra mano, rápidamente saco el cuchillo de si bolsillo y lo ensartó en su pecho, justo en su corazón, lo e torció y al momento de sacarlo, el cuerpo del albino dejo de luchar, Un chorro sangre brotaba de su pecho, Amane sonrió con satisfacción.
Seguido puso la mesita de noche que estaba ala par de la cama del albino, al centro del ventilador giratorio, se acercó de nuevo ala cama y le quito de encima la sabana ensangrentada que cubría al albino, subió como pudo, amarro una parte de la sabana al cuello del ventilador (?), Creando una horca.
(Pd: las que utilizan las personas que ya no quieren estar en esta vida y se ahorcan de ese tipo de soga me refiero pero echa con una sábana? Xd)
- es hora de que te vallas - Amane bajo de nuevo y se acercó al cuerpo de Kurenai, lo cargó y amarró la otra parte en su cuello, una sonrisa maniática surco su rostro.
- uno... - amarro el nudo con mucha fuerza.
- dos... - se colgó de la cuerda que era para subirlo, si no me entendieron, Amane está subido en la mesita de noche, mientras que el cuerpo está todavía en el suelo, se balanceaba en la orilla de la mesita viendo el interruptor que encendía el ventilador.
- Y.... ¡Tres....! - Amane se balanceó tirándose al interruptor, mientras que su pie lo tocaba venciéndolo y el cuerpo de Kurenai daba arriba, el pelo albino de este se enrredo en el ventilador hasta perforar su cráneo salpicando la habitación de sangre.
Amane sólo reía y veía la sangre en sus ropas, manos y cara, la felicidad lo embargo, la sensación de satisfacción y placer lo embargaron, había cobrado lo que ese aborto de conejo de había echo.
Salió de esa habitación con una gran sonrisa, y sus ojos verdes brillaban en la oscuridad, hasta salir de aquella gran casa empezó a susurrar unas palabras.
- cara o escudo, para mi siguiente víctima, cara por ese de la heladería y escudó por ese del parque - saco una moneda y empezó a girarla entré sus dedos hasta lanzarla al aire y ver el resultado.
- Escudo - sonrió recogiendo la ficha, además no sabía porque lo había echo, los dos de todas maneras iban a morir, como todo aquel que ponga su mirada en ti.
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