Capítulo 33

59 2 2
                                    

Narra Adriana:
-Adriana: creo que hay algo que me gusta más que todo esto -digo cuando por fin se sitúa enfrente mío-
-Carlos: ah si... ¿el qué?
-Adriana: pues la nutella Carlitos, la nutella me gusta muchísimo más que esto -digo riéndome-
-Carlos: pero sabes que yo puedo comprarte toda la nutella que quieras, ¿no?.
-Adriana: claro que lo se, y por eso te quiero
-Carlos: ¿me quieres?
-Adriana: muchísimo, Carlos. Y siento no haberme dado cuenta antes, y siento soltarte esto si tú no sientes lo mismo pero lo necesitaba. Se que es pronto y difícil, y entenderé que después de esto no sea lo mismo per...
De repente siento sus labios sobre los míos, extinguiendo todas las capacidades que tenía en ese momento de articular cualquier palabra. Siento sus labios moverse ágiles sobre los míos, aniquilado cualquier atisbo de cordura que me pudiera quedar. Siento que esto es lo que tantísimo tiempo llevaba esperando, y no es porque conozca a Carlos desde hace muchísimo tiempo, sino que esperaba que alguien me quisiera como siento que Carlos me quiere de verdad, y me lo demostrara de esta forma tan sincera. Siento que ha pasado una eternidad y a la vez no ha pasado nada. Anhelaba tanto esta sensación, o quizás es que nadie había conseguido nunca volverme ni la mitad de loca que me volvía él en escasos días. Si no me conociera diría que es imposible viniendo de mí, pero hay personas que, una vez las conoces, te resulta prácticamente imposible desprenderte de ellas. Y Carlos ha llegado a mi de tal modo que desprenderme de él hace tiempo que dejó de ser una opción .
Sus manos sujetan firmemente mi cintura y mis dedos hace tiempo que se han enredado en su pelo, alternando con su cuello. Me siento como en el mismísimo paraíso. No se qué puede pasar después de esto pero ahora mismo me es totalmente indiferente.
Nos separamos por falta de aire, juntando nuestras frentes.
-Carlos: no se qué has hecho conmigo, pero no dejes de hacerlo nunca por favor -dice en un susurro, casi rogándomelo-
Y la única respuesta que encuentro es volver a juntar nuestros labios. Repetiría esta sensación eternamente. No tarda en reaccionar y seguirmelo, queriendo tomar el control de la situación. Sus besos son demandantes, dominantes, avasalladores e invasivos. Como él. Son lo que siempre habla imaginado.

EfímerosWhere stories live. Discover now