Capítulo 40

48 2 0
                                    

Narra Adriana:
Llegamos a casa de Miki y tocamos al timbre. Nos abre la puerta un Joan sonriente por tener a Alba por fin enfrente. Han pasado escasas horas sin verse y ya se necesitan. La verdad es que son muy bonitos juntos. Ojalá lleguen a ser algo porque se merecen ser felices. Pero toda la felicidad que tenía en mi cuerpo por presenciar esa escena se esfumó cuando vi que Carlos era el único que no estaba. Creo que se notó en mi cara porque Miki se acercó y me susurró en el oído:
-Miki: tranquila, Carlos está al venir.
Mientras tanto, decidimos empezar a poner la mesa y a preparar la cena, Miki había comprado pizzas para hacer en el horno y mientras él y Joan las preparaban, Alba, Julia y yo poníamos un aperitivo a base de patatas fritas y más guarrerias que no le harían ningún bien a nuestro estómago. Estaba colocando los cubiertos cuando el sonido del timbre hizo que me sobresaltara. Abrí y me encontré con un Carlos igual de sonriente y guapo que siempre, con unos vaqueros negros y camisa blanca, todo acompañado de sus inseparables zapatillas blancas. Aunque este hombre está guapo con lo que se ponga. Ahora que me fijaba, parecía que nos habíamos puesto de acuerdo con la ropa.
-Adriana: ¿no serás tú el más tardon no? -digo haciéndome a un lado para que pase-
-Carlos: ¿y no serás tú la más guapa verdad? -me suelta, dejándome sorprendida y sonrrojada, para después darme un dulce beso en la mejilla. Este hombre me va a volver puto loca.-
Entramos al salón y tras saludar Carlos a todos los demás viene al salón y me ayuda  a terminar de poner la mesa. Cinco minutos después estamos ya cenando los 6 juntos y hablando de trivialidades, de nuestra vida y las expectativas que teníamos para este verano-
Miki nos ofrece quedarnos a dormir en su casa para que no tengamos que volver hasta la nuestra tan tarde. Hacemos el reparto de habitaciones y, como esperaba, acabamos Carlos y yo en la habitación de los padres de Miki, Joan y Alba en la de su hermano y Miki y Julia en la de él. Totalmente inesperado, ¿verdad?
Ponemos rumbo por fin a la discoteca, y , tras entrar, vamls directos a la barra a pedirnos unas copas, no tengo mucho aguante con el alcohol así que prefiero no pasarme. Una vez estamos todos servidos nos adentramos en la pista a bailar un poco, aunque nuestro objetivo de permanecer los seis juntos se rompe en cuanto los chicos se cansan de bailar y se vuelven a la barra. Nunca entenderé como tienen tan poco aguante. Las chicas y yo nos quedamos un rato más por el buen ambiente que había en la pista, buena música y bastante espacio, algo que no en todas las discotecas hay y que, sin duda, se agradece. Pierdo la noción del tiempo y lo que en realidad son horas se hacen minutos para mí. Sólo me doy cuenta del paso del tiempo porque cada vez esto está más vacío, así que propongo a Alba y Julia ir a buscar a los chicos y pasar un rato juntos. Los encontramos en unos sillones al fondo del local, riéndose a carcajada limpia. Cuandopor fin llego veo a Carlos completamente borracho. Frunzo el ceño y le quito el vaso de chulito que estaba dispuesto a beberse.
-Adriana: ¿no crees que deberías controlarte un poco? -digo cruzándome de brazos-
-Carlos: ay hola, cariño -arrastra cada palabra. Sonríe y me abraza sentándome encima suyo- solo faltabas tú.
Me aparto de él.
-Adriana: no parecías pasarlo tan mal.
Se lanza sobre mi y antes de que pueda hacer nada tengo sus labios pegados a los míos. El sabor del alcohol que ha consumido me embriaga por completo pero me separo, se que probablemente no es consciente de lo que está haciendo.
-Carlos: ¿qué tal tu noche? ¿Aburrida? ¿Quieres que acabemos la noche por todo lo alto?
-Adriana: tu noche va a acabar en la cama y durmiendo la mona.
-Carlos : contigo en ella -dice acercándose otra vez hacia mi- siempre me han gustado tus labios. Desde el primer momento que te vi no pensé en otra cosa, ¿cómo sería tenerlos sobre mi boca? O sobre mi...
-Adriana: deja de hablar -suelto  tajante cortándole- Nos vamos, estas demasiado perjudicado -digo tirando de su mano para sacarlo de allí-

Aviso a los chicos de que nos vamos, y estos acceden a venirse con nosotros a pesar de que ni Joan ni Miki están en el mismo estado que Carlos. Llegamos y le subimos a la habitación con cierta dificultad por las escaleras.
-Miki: acuestale, voy a ver qué tal están todos.
Le tumbo sobre la cama hacía arriba y comienzo a quitarle las zapatillas como puedo. Suelta frases sin sentido y ríe con una risa contagiosa que a veces me hace unirme a él.
-Adriana: a ver, campeón. Quítate esa camisa -con los ojos cerrados se la quita y me la tira, dándome de lleno en la cara-
-Carlos: ¡Triple! -la tiro al suelo y comienzo a desabrocharle el cinturón y le bajo los pantalones lo mínimo- ¿Tan rápido, cariño? Deja que empecemos por los preliminares.
-Adriana: muy gracioso, venga ayúdame.
Inspiro cansada.
-Adriana: ¿Quieres algo? -pregunto-
-Carlos: te quiero a ti- su voz suena ronca-

EfímerosWhere stories live. Discover now