Capítulo 65

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Narra Julia:
Deben de ser cerca de las 10 de la mañana y me encuentro plácidamente dormida en mi habitación. Todo bonito hasta que el sonido atronador del timbre hace que me despierte de golpe y me sobresalte. Por un momento pienso en quedarme donde estoy y dejar que Alba o Adriana abran la puerta. Pero la insistencia de un segundo timbrazo hace que me termine despertando del todo, haciendo imposible la tarea de volver a dormirme. Así que con toda la calma del mundo me desperezo y me levanto, bajo las escaleras y abro la maldita puerta. ¿Dónde estaban mis amigas que habían pasado olímpicamente del timbre?
Tras la puerta me encuentro a un sonriente Miki, con una bolsa en la mano que desprende un olor que me resulta completamente familiar y dulce. Churros. No pueden encantrame más.
-Miki: buenos días, ¿te he despertado? -pregunta riéndose como si por mi cara hinchada y de sueño no fuera más que evidente-
-Julia: no me haces ninguna gracia Miki, podrás jugar con lo que quieras pero con mis horas de sueño no -admito haciéndome a un lado en la entrada, dejándole así espacio para que pase-
-Miki: te he traído un desayuno rico para que me perdones, me ha dicho un pajarito que te encantan los churros ...
-Julia: pues ese pajarito estaba muy acertado, trae a mis bebés -digo arrebatándole la bolsa y dirigiéndome a la cocina- muchísimas gracias por esta delicia.
-Miki: hay otras maneras de agradecermelo que me gustan aún más - dice acercándose peligrosamente-
-Julia: alto Mike -le freno posando la mano en su pecho- déjame disfrutar primero de esta comida maravillosa - digo sacando el primer churro del cartucho con intenciones de llevármelo a la boca-
-Miki: ah no -suelta de repente, arrebatándomelo de las manos dejándome con cara de tonta- hasta que no me agradezca como me merezco no hay churros -admite con una sonrisa pícara en el rostro-
-Julia: debes saber de sobra si me conoces que con la comida no se juega Miki -afirmo levantándome de mi sitio y dirigiéndome hacia donde él se encuentra-
-Miki: no estoy jugando, sólo quiero lo que me merezco.
-Julia: ¿y qué es lo que te mereces según tú?
No me da tiempo a reaccionar cuando sus labios ya se encuentran pegados a los míos y, tras besar estos a su más puro antojo, nos separamos.
-Miki: ahora sí, puedes comerte todos los churros que quieras.

EfímerosWhere stories live. Discover now