Efímeros

Capítulo 48

Narra Adriana:
-Adriana: Alba yo... -intento argumentar algo pero lo único que sale de mi boca son pequeños sollozos-
-Alba: a mi no me tienes que decir nada, mejor que se lo digas a él antes de que sea demasiado tarde.
La presencia de Alba sale de allí rápidamente y yo me dejó caer en la cama para después alcanzar mi móvil y marcar el número de Carlos.
Un pitido...dos...tres...cuatro...cuelga.
Lanzo el móvil temiendo que por los continuos rebotes que pega sobre la cama acabe en el suelo, pero no ocurre. No me queda otra que ir cara a cara, como debería haber hecho desde el principio.
Me con lo primer que pillo y lo más rápido que puedo. No me había quitado el pijama en todo el día. Salgo de casa corriendo hacia la suya y cuando llego apenas puedo sostenerme del agotamiento, pero espero que valga la pena.
Llamo repetidas veces a la puerta de Carlos pero nadie abre. El moreno que me ha arrebatado el corazón no abría, el moreno que me abrazaba nada más verme a través de la puerta no abría. Sin embargo, y como dicen que la esperanza es lo último que se pierde, una ventana del piso superior de la casa se abre y a través de ella aparece la cabeza de Carlos. Nada más percatarse de que era yo, vuelve a meterse dentro y a cerrar la ventana.
-Adriana: ¡Carlos soy yo! -chillo sin miedo de que alguien pueda escucharme, ahora mismo no tenía vergüenza, sólo culpa y miedo- ¡Carlos!
-Carlos: no quiero hablar contigo, Adriana -escucho que habla al otro lado de la puerta principal-
-Adriana: Carlos por favor.. -logro murmurar mientras las lágrimas salen de mi-
La puerta se abre de repente y le veo. Su aspecto no es mucho mejor que el mío, compartimos ojeras y ambos tenemos la cara hinchada y el pelo totalmente despeinado.
-Carlos: Adr...
-Adriana: perdóname.
Y sin poder aguantar más me lanzo hacia sus brazos, sin ser correspondida.
Si alguna vez dije que si sus brazos dejaban de rodearme todo estaría perdido ahora lo afirmo, todo se viene más que abajo.