Capítulo 59

43 0 0
                                    

Narra Adriana:
La cena avanza y Carlos no hace más que dejarme sin palabras y hacerme enrrojecer. El tiempo avanza y la comida se va acabando y yo casa vez tengo más miedo y curiosidad por saber cómo irá la situación después y si seré capaz de hacer que recupere el interés por mi, aunque se y mantengo la esperanza en que no lo haya perdido del todo. Acabamos y me levanto a recoger los platos, insiste en ayudarme pero se lo impido porque creo que varios van a caer al suelo de lo nerviosa que estoy. Estoy dejando en el lavaplatos cuando lo veo acercarse desde la puerta de la cocina y posicionarse detrás de mí.
-Carlos: ¿no crees que hoy puedes dejar la frenada para después? Hay cosas mejores que haer -dice acercándose aún más y rodeándome con sus brazos por la cintura-
-Adriana: ¿ah sí? No lo sabía -digo intentando que mi nerviosismo sea lo más sutil posible-
No me da ni tiempo a reaccionar cuando siento que coge mi pelo y lo aparta todo hacia el mismo lado del cuello, dejando libre todo el espacio posible.  Noto sus labios posarse cálidos sobre éste y comienza a dejar un rastro de besos que desciende hasta mi clavícula.
Su agarre sobre mi cintura se hace más rígido y me gira de forma estrepitosa haciendo que quede de cara a él.
-Carlos: no te hagas la tonta, Adriana...
-Adriana: no me lo hago -digo, y seguidamente comienza a besarme como un animal, jamás me habían besado así y me está costando seguirle el ritmo, así que dejo que me maneje a su antojo. Total, ahora mismo no soy capaz ni de pensar. Me eleva sentándome sobre la encimera para seguir besándome, ahora que lo pienso tiene que ser bastante incómodo bajar la cabeza todo el rato para besar a alguien más bajito. Adriana, por dios, deja de pensar eso y concentrate en lo que estás, el gran Carlos Right te está comiendo la boca.
Sus manos se cuelan impacientes dentro de mi camiseta para después deshacerse de ella y su vista se clava en la fina tela del sujetador que me cubre mientras sonríe levemente. Objetivo conseguido, le gusta.
Desplaza sus manos hasta mi espalda y noto como lo desabrocha y deja que se deslice por mi cuerpo hasta caer sobre el suelo de la cocina.
-Adriana: Carlos, aquí no, en la habitación.
Vuelve a sujetarme y me mantiene en peso rodeando su cintura con mis piernas hasta llevarme a la habitación, donde me deja caer sobre la cama. Le observo y veo que todavía sigue completamente vestido, así que para igualar le despojo de su camiseta y sus pantalones, que me gustaban mucho pero ahora sobran.
-Carlos: no tengas prisa -dice con la voz ronca, cargada de deseo, abalanzándose sobre mi para volver a besarme. Desciende poco a poco dejando un reguero de besos por mi mandíbula, cuello y pecho, hasta llegar a mi ombligo, donde se separa dejando escapar un suspiro que hace que me estremezca. Desabrocha mis pantalones y los baja, oigo como susurra algo cuando observa mi ropa interior y sonrío para mi misma cuando comprendo que le encanta.
-Carlos: como te lo tenías callado eh
-Adriana: cállate y sigue -suelto impaciente-
Desciende su boca aún más y besa mi intimidad por encima de mi ropa interior, haciendo que me retuerza sobre mi misma.
-Carlos: ¿ya estás mojada? Me gusta saber que te pongo tanto.
Pasa su mano por encima de ésta y las mete bajo la ropa interior, haciendo maravillas con sus dedos.
Una vez se ha deshecho de la última prenda que me quedaba decido pasar a la acción y me giro para acabar sobre él. Le quito también la última prenda que le quedaba, liberando su parte íntima, la cual intento mirar lo menos posible a pesar de mi sorpresa para no parecer una obsesa. Deslizo mis manos a lo largo de su trono, pasando por sus abdominales hasta llegar a sus ingles, donde agarro su miembro y comienzo a hacer movimientos ascendentes y descendentes, a pesar de mi poca experiencia creo que le ha gustado, o eso al menos he podido ver en su cara.
-Carlos: se acabó de tanto preliminar, no aguanto más -admite agachándose para coger un preservativo del bolsillo de sus pantalones, que a partir de hoy son mis favoritos.
Se lo pone y vuelve a cernirse sobre mi en la cama.
-Carlos: si no quieres podemos parar, no hay prisa ninguna.
-Adriana: ¿enserio me vas a preguntar eso ahora? Quiero que sigas.
-Carlos: tus deseos son órdenes -le escucho decir, y enseguida noto como se va introduciendo en mí poco a poco, cauteloso, como temiendo hacerme daño. Comienza a moverse poco a poco y yo puedo jurar que perdí completamente el sentido y la noción de absolutamente todo, no podía desplazar la atención a otra cosa que no fuera él o nosotros. Nuestras respiraciones son erráticas, y los jadeos y gemidos hace tiempo que se sustituyeron por pequeños gritos de placer cuanto más aumentaba la velocidad, hasta abandonarnos completamente en el que sin duda ha sido el mejor orgasmo de mi vida.

EfímerosWhere stories live. Discover now