Capítulo 37

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Narra Adriana:
Los rayos de luz penetran en la habitación haciendo que abra los ojos lentamente. Me acostumbro poco a poco a la claridad del día y es entonces cuando distingo una habitación que no es la mía. Todos los recuerdos de la noche anterior pasan por mi cabeza y una sonrisa se instala sin quererlo en mi rostro. Giro sobre mi misma en la cama para mirar hacia el lado contrario, y, para mí sorpresa, me encuentro la cama completamente vacía. Me incorporo con dificultad, aún adormilada, y mis temores siguen confirmándose. Ni rastro de Carlos. La bolsa con mis cosas sigue exactamente donde la dejé ayer pero la suya ha desaparecido como por arte de magia. Unos golpes en la puerta hacen que me sobresalte e ipso facto me levanto, con la esperanza de que sea él y no me haya dejado. ¿Y si se ha arrepentido? Ayer me dijo que no sería así pero, ¿y si sí? Abro la puerta y mi decepción sigue en aumento cuando veo que no se trata de Carlos sino de lo que parece ser el servicio de habitaciones del hotel. Una mujer sonriente se encuentra delante de mi con un carro lleno de comida, perfectamente colocada en varias clases de platos.
-Señora: buenos días, nos han encargado un desayuno para esta habitación a nombre de Carlos, ¿me permite?
-Adriana: sí por supuesto -digo apartándome hacía un lado para que la mujer pasara-
¿Así que Carlos había llamado para que nos trajeran el desayuno? ¿Dónde se ha metido entonces? Este hombre es una incógnita cuando quiere?
Doy las gracias cuando la mujer nos deja la comida en la mesa de la habitación y se marcha. A los pocos minutos suena mi móvil, un mensaje nuevo. Me acerco hasta la mesa en la que lo dejé cargando anoche y leo.
-Carlos: buenos días, bella durmiente. Espero que disfrutes del desayuno, te espero a las 11:30 en la recepción del hotel, lleva el bañador puesto. La siguiente sorpresa te espera.
Es entonces cuando caigo y comprendo el motivo de su ida, se había despertado antes para prepararme otra sorpresa y había tenido el detalle de encargar el desayuno para que me lo trajeran.
Miro la hora, las 11:00. Me siento en el sofá que hay enfrente de la mesa y como una exhalación me tomo el desayuno. O al menos lo que puedo porque han traído comida para alimentar a una familia entera. Me visto con la muda de ropa que había en la bolsa y con el bikini debajo, tal como me había pedido Carlos. Recojo las cosas y me bajo con la tarjeta de la habitación. Justo a tiempo. Veo a Carlos sentado en los sillones de espaldas a los ascensores. Me aproximo a él por detrás y le abrazó pasando mis brazos por su cuello y dejando un sonoro beso en su mejilla.
-Adriana: muchísimas gracias por el desayuno, pero me habría gustado más si nos lo hubiéramos comido juntos.
-Carlos: estaba preparando tu siguiente sorpresa señorita. ¿Nos vamos?
-Adriana: cuando tú digas.
Nos levantamos y tras devolver las tarjetas de la habitación salimos y nos montamos en el coche de Carlos.
-Carlos: espero que no te canses rápido de mi, porque te espera un largo día conmigo.
Le miro sonriente mientras conduce, ¿nadie le habrá dicho nunca lo jodidamente sexy que está mientras conduce?

EfímerosWhere stories live. Discover now