Capítulo 80, final

60 0 0
                                    

Narra Adriana:
El fatídico día había llegado. Llevaba despierta desde las 7 de la mañana intentando hacerme a la idea. Nuestro tren no salía hasta las 13.00 del mediodía y para el mi el reloj cada vez pasaba más lento mientras intentaba asimilar la situación. Por no hablar de lo que me había costado conciliar el sueño la noche anterior. Por supuesto había dormido con Carlos aquella noche. Bueno...dormir lo que se dice dormir no hicimos mucho. Pero no podía consentir que esta última noche la pasáramos separados. Al menos no en esas circunstancias.
El texto que estaba escribiendo en mi cuaderno lo había acabado, y a día de hoy podía afirmar claramente que era una declaración de intenciones, pero intenciones de no irme nunca de esta ciudad que me había cautivado hasta con el último de sus rincones. Las horas pasaron y tras montar todo nuestro equipaje nos encaminamos hacia la estación, nuestros padres por un lado y los chicos y nosotras por otro.
Estábamos ya esperando a que llegará nuestro tren con destino a Murcia, el tiempo se nos había agotado y yo lo único que podía hacer era limpiarme las lágrimas que por mucho que luchara se habían acumulado y salían despedidas por mi cara con más fuerza de la que me gustaría. Cualquiera diría que me estaban matando.
Juraría que no se cuántos abrazos le había podido dar a Miki y a Joan, aunque separarme de Carlos era lo que más me dolía con diferencia. No habíamos querido hablar de qué pasaría, con nosotros, con lo nuestro. Tampoco queríamos hacerlo mientras pasábamos este mal trago, a nadie se le ocurriría.
Último aviso del tren. Le besé con todas mis ganas, sin importarme que mis padres estaban delante si quiera. Le había besado de infinitas maneras pero esta era sin duda la más sincera de todas. Un beso lleno de verdad y que cantaba a gritos un "te echaré de menos" eterno. Nos separamos muy a nuestro pesar temiendo que ese fuera nuestro último beso, por mucho que nos doliera, no teníamos las garantías de que esto fuera a ser eterno. Cuando empiezas una relación te metes en la boca de un lobo de la que puedes salir ileso o a pedazos, pero ambas habrán merecido la pena. Nunca las tienes todas contigo.
En ese último abrazo bajé las manos hasta su pantalón y deslizando el folio doblado que tantas verdades contenía, le pedí que la leyera en casa, con tranquilidad. Espero que al menos ese mandato lo cumpliera, porque el de enamorarme hasta lo más profundo lo había conseguido con creces.
*****************
Narra Carlos:
Son las 15.00 de la tarde. Apenas había probado bocado al mediodía. La vuelta de Adriana y las chicas no me lo había permitido, como seguramente esperábais. Según llegué a casa empapado en lágrimas subí a mi habitación haciendo caso omiso a mis padres y una vez allí me tiré en la cama, y tras lamentarme y lamentar lo injusta que es muchas veces la vida, me quedé dormido.
Un suave zarandeo me despertó. Era mi madre pidiéndome que bajara a comer algo, o me desnutriría. Que exageradas son las madres a veces, aunque supongo que lo hacen por amor  y por cuidar a alguien. Ahora gracias a Adriana he conseguido entenderlas. Me incorporo en la cama y escucho el ruido de un papel doblarse. Mierda, Adriana. Me había pedido que leyera su carta. La desdoblo con todo el cuidado del mundo y cuando la miro por encima no puedo evitar que mis ojos se cristalicen de nuevo. Esa letra que ella tanto odiaba porque decía que era ilegible y que para mi era un tesoro, ahora decía: No sé qué haces, ni dónde estarás pero me gustaría que leyeses esto sin ninguna interrupción así que si pudieses cerrar la puerta de tu habitación e irte a la cama o esperar a estar solo, sería perfecto. Y no te preguntes el por qué, porque lo único que quiero es que la leas. ¿Ya?. Si ya estás cómodo y tranquilo, pues atrévete a leerme, porque hoy quiero escribirte algo real.
Habías entimientos cero.Recuerdo que había sentimientos cero hasta que me hablaste por primera vez. Pienso en ese día como si fuese un día normal de ayer. Yo estaba intentando hacer de las mías para no relacionarme con aquellas personas aún no conocía, y sonó ese timbre que acompañaba mi atención. Me habían hablado de ti, y por mucho que me negara en su momento quería conocerte. Recuerdo perfectamente cuando te vi al salir del portal de casa, con tu camiseta negra, tus aires de chulería y una sonrisa qeu alegraría más de una cara. El día transcurría y entonces fue cuando pasó algo, y realmente no sé si fueron imaginaciones mías o una verdadera complicidad entre nosotros, pero no pude evitar sentir un rápido latir y una conexión que no sabría describir, aunque realmente me gustó. Puedo decirte lo que pasó, pero no puedo escribirte lo que sentí porque mis frases se limitarían a un "y mi corazón se aceleraba". Y es qeu aún no te quería, no. Pero tenías algo que me cautivaba, que me hacía pensar en ti constantemente y a día de hoy lo sigues teniendo. Y todavía no he descubierto qué es, pero estás en mi mente, y no sé...asusta. Asusta que entraras así, de golpe. Desordenándome las ideas, sin ni siquiera avisar. Quizás fue esa confianza que tus ojos me regalaron cuando me miraste o todo lo que he conocido de ti. También admitiré que estuve toda la primera noche pensando en ti, y estaba nerviosa porque no sabía qué cojones me pasaba. Ahora que ha pasado un tiempo, pensando que dejaría de pasarme esto, de vez en cuando te recuerdo y siguen acelerándose mis latidos, y pienso en ti sin que apenas lo notes. Cuando pienso en ti es cuando todo desaparece y no sé dónde esconderme, me siento vulnerable y escribo sintiéndome torpe. Es como si pudieses leer mis ojos, y da igual si miro para otro lado porque mis ojos se han quedado en ti, siguen mirándote aunque yo no te mire. Y luego, y luego viene...no sé qué viene. Todavía no viene nada, no viene más allá de unas palabras, de esos cruces de ojos. No viene nada. Pero, hace mucho que busco algo que haga reaccionar mi corazón. Otro corazón sincero. Y aunque mi cabeza me diga que espere, o que no me atreva a hacer nada, es este sentimiento que no me deja dormir por las noches el que me arranca la valentía en forma de letras, y empujándome a susurros he acabado aquí, intentando decirte que quiero tu sonrisa para mi. Pero es este jodido miedo el que me paraliza. Ahora solo me sentiré como aquella moneda que se lanza al aire esperando que salga cara, y quizás salga cruz, pero es entonces cuando me imagino de nuevo tu sonrisa, y sonrío, y entonces es cuando se me ponen los ojos brillantes, y digo: quizás este sea el momento... ¿Por qué no? No sé a dónde ir con todo esto, no lo he hablado con nadie, no tengo mucho que decir, no tengo la maneor idea de lo que busco ni de lo que quiero encontrar. Bueno, como querer, te quiero a ti y punto. Así que una vez más, aquí te dejo mis mil y una noches de ideas desordenadas, de preguntas sin respuesta y el último te quiero que te escribiré.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 25, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

EfímerosWhere stories live. Discover now