Narra Adriana:
Miro como mis mejillas comienzan a arder y mis ojos se giran hacia el intentando no mostrar debilidad.
Ese no era mi Carlos, mi Carlos no habría hecho eso. ¿Por qué no me lo había dicho? ¿porqué tendría pensado hacer lo mismo conmigo? ¿Dejarme tirada?
-Carlos: cállate y no sigas, Marga, sabes que las cosas no fueron así.
-Marga: ¿te vas a atrever a decirme que es mentira que cuando te dije que estaba embaraza no saliste corriendo?
Lo miro esperando una respuesta, y en cuanto me doy cuenta las lágrimas caen por mi mejilla rápidamente, pero su silencio me la da, dándole la razón a lo que Marga había dicho. El que calla otorga.
-Carlos: ¡no intentes dejarme a mi como el malo de la película, huí pero tú me mentiste !
-Marga: aquí ya no hay mentira que valga -afirma tajante marchándose de allí-
Las lágrimas hace tiempo que surcan mi rostro y la decepción que llevo encima no puede ser mayor. Y yo pensando que había encontrado al indicado.
Se acerca hacia mi e intenta cogerme de las manos pero en cuanto noto su contacto las aparto.
-Carlos: Adriana escuchame de verdad, las cosas no son como ella ha dicho.
-Adriana: Ojalá poder dudar de ella.
Me giré, recogí mis cosas y salí de allí pitando. No pensaba aguantar ni una palabra más de Carlos. Joder, ¿cómo había sido tan idiota? ¿Tan ilusa por sólo unas palabras bonitas?
Era verdad eso que había leído en los libros pero que nunca creía.
Amar es destruir, y ser amado es ser destruido. Y yo le amo.
**********
Suelto el móvil en la mesilla por enésima vez y me meto entre las sábanas, intentando olvidar que hace dos días estaba así con él.
En las últimas horas he recibido algún que otro mensaje suyo diciéndome "veo que te crees todo de mí y no me dejas contar mi versión ". Sí, creo que era algo así, y también creo que tiene razón.
-Alba: ¿Adriana, estas ahí? -frunzo el ceño al escuchar la voz de Alba a través de la puerta y decido no contestar, no creo que venga por una buena razón- ¡Adriana no te he visto salir en todo el día, abreme! -suspiro mientras retiro la sabana de mi cuerpo y camino hacia la puerta descalza, sintiendo el frío del suelo sobre mis talones. Abro la puerta encontrándome a una Alba muy seria, demasiado para mí gusto.
-Alba: ¿puedo pasar? - me echo hacia un lado como respuesta- pensaba que eras ordenada y todas esas cosas que dicen de ti.
-Adriana: ¿qué quieres Alba?
-Alba: ¿qué te pasa con Carlos? El pobre está hecho polvo, aunque creo que tú estás peor.
-Adriana: me enteré de algo y simplemente no puedo hacer como si no lo supiera -murmuro intentando darle calma a la situación-
-Alba: esta bien, ¿le has preguntado a Carlos sobre eso que te has enterado? -niego repetidas veces y ella sonríe- Adriana, Carlos podrá ser todo lo que te imagines, pero no es un traidor, no es alguien que utilice a otras personas, no es nada malo para ti. Se que Carlos no te va a hacer daño y creo que ha pasado suficiente entre vosotros para que lo sepas, pero estas aquí, enfadada con él por algo que te ha dicho a saber quién, o por algo que tu cabeza a formulado.
Un nudo en mi garganta está presente.
Un nudo que significa culpa.
Culpa por no confiar en Carlos.
Culpa por juzgarlo sin preguntarle.
Culpa por haber creído a Marga.
Culpa por no hablarle.
Culpa por habérselo hecho pasar mal.

YOU ARE READING
Efímeros
Teen FictionNo hay nada más deseado por un adolescente que las vacaciones de verano. Pero cuando parece que la cosa no podía ir a mejor se presenta el que a simple vista parece el mejor y más interesante viaje de tu vida: dos meses en Barcelona con tus dos mejo...