Capítulo 52

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Narra adriana:
Alba y Julia estaban muy emocionadas, iban con sus casi parejas y aunque yo había insinuado varias veces que deberían estar juntos, ellas me lo negaban y yo no era quien para rebatirles lo contrario.
Cierro los ojos y suspiro. Alba pasa su brazo por mis hombros.
-Alba: tranquila.
¿Cómo iba a estar tranquila? Si mi cabeza sólo podía imaginar cómo sería ir ambos de fiesta, agarrados de la mano, como sería cuando Carlos me hiciera bailar por mucha vergüenza que tuviera.
Hacia tiempo que no podía estar tranquila, ¿cómo estarlo cuando los brazos que quieres a tu alrededor están olvidando lo que se siente al estar abrazando tu cintura?
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-Julia: y entonces el chico me dejó en paz después de insistirle varias veces en que no quería nada con él... - Suelto una pequeña risa por la historia de Julia sobre sus antiguos ligues  y quito mi atención de ellos para ponerla en Alba y Joan que bailaban cerca nuestro, mientras yo estoy de sujetavelas con Julia y Miki.
Decido levantarme junto con mi bolso y mi vaso dejando a Miki y Julia solos, al menos que alguien viviera su amor sin preocupaciones, porque últimamente yo era la complicación en cada relación.
Suspiro bebiendo un sorbo de mi bebida y en ese momento una idea viene a mi cabeza, la azotea.
Camino entre la gente como hace poco tiempo había hecho con Carlos y consigo llegar al ascensor para después cerrarlo rápidamente y pulsar el último piso.
Me miro en el espejo del ascensor, me veía realmente guapa hoy, pero no me había permitido decírmelo aún, tenía suficientes cosas en la cabeza como para eso.
Me giro al ver que el ascensor se abre, pero en vez de sorprenderme por las increíbles vistas de Barcelona me sorprende otra cosa, y es que Carlos está mirándome mientras está apoyado en la baranda, pero rápidamente se gira y vuelve a mirar el paisaje. Muerdo mi labio mientras mi corazón va a mil por hora. ¿Qué se suponía que iba a pasar?
-Adriana: sólo venía a tomar un poco el aire, ya me voy y te dejo sólo -murmuro apoyándome a su lado y consiguiendo que su mirada si fije en mi por un largo tiempo para después volver a mirar la ciudad- ¿En serio no piensas decir nada? -él suelta una pequeña y amarga risa y toma un trago de lo que tenía en la mano-
-Carlos: ¿qué quieres que diga? ¿lo mismo que tú me dijiste cuando Marga te dijo esa mentira? Exacto, nada. -bufo y agarro su mano antes de que se vaya.
Acaricio su mano con la mía y me pongo un poco más cerca de él mientras no se mueve y sólo mira hacia abajo, no quería que mirara hacia abajo de esa forma, no por mi culpa.
-Adriana: se que he sido una idiota, que he desconfiado de ti, total no se para qué porque al final he sido yo la que ha acabado traicionandote -su mirada se levanta con el ceño fruncido-
-Carlos: no digas esa mierda, sólo te has equivocado, no me has traicionado, Adriana.
-Adriana: ¡claro que lo he hecho! Me he creído a la idiota de Marga y por eso te he perdido a ti, ni me miras, ni me saludas y lo mínimo que he sentido de tu parte últimamente ha sido ignorancia -mi voz se rompe a la mitad y el moreno pasa la mano por su pelo- Perdóname, soy primeriza en esto, nunca había salido de mi casa Carlos, nunca había tenido nadie como tú  -pongo mi mano en su cuello acariciándolo y él sólo me dedica una pequeña sonrisa- Nadie me había cuidado como tú ni había pensado en mi como tú, y me daba miedo que tú me utilizaras de esa forma y también perderte, por eso lo hice, se que no es excusa, pero de verdad que lo siento Carlos- sin aguantar más dejo que las lágrimas salgan y esta vez soy yo la que mira hacia abajo, no tenía por qué verme así- Perdóname, aunque no valga la pena para ti.

EfímerosWhere stories live. Discover now