Capítulo 38

52 2 0
                                        

Narra Adriana:
Llevamos bastante rato ya en el coche, no se exactamente cuánto pero sí lo suficiente como para estar desesperada. La verdad es que la paciencia nunca ha sido lo mío en ninguno de sus ámbitos. Es otro de mis dones. Aunque puedo asegurar que más de la mitad del tiempo me lo he pasado mirando a Carlos, me sorprende que no se haya dado cuenta. Hasta yo en pensado en algún momento que estoy loca a más no poder. Ojalá un Carlos de chofer todos los días de mi vida. O de novio. ¿Quién sabe?
Una vez salgo de mis pensamientos me doy cuenta de que está aparacando. Por fín. Miro a mi alrededor intentando descifrar dónde nos encontramos a pesar de que no conozco nada de esta ciudad, intentando ver si tanto rato de coche a merecido la pena. Nos encontramos en una especie de campo, quizás un bosque pero no demasiado denso. Tiene algunos claros con mesas y bancos de piedra, perfecto para venir a hacer un picnic en familia o con amigos.
-Carlos: no es aquí dónde nos vamos a quedar nosotros, tenemos que andar un trozo - dice señalando una pendiente que recorre todo el lateral de una pequeña colina hasta perderse donde no me alcanza la vista-
-Adriana: ¿no me habrás traído a hacer senderismo en una cita? Porque sí es así puedo asegurarte que me has perdido
-Carlos: vamos es sólo una cuesta, te juro que va a merecer la pena.
-Adriana: tendré que creerte.
Empieza a andar y a mi no me queda otra que intentar seguirle el paso. Sin embargo, todo se complica cuando veo que él trayecto es más largo y más inclinado de lo que parecía, y es entonces cuando maldigo a Carlos y a toda su descendencia y pienso en darme la vuelta, pero la curiosidad de saber a dónde pretende llevarme me puede y acabamos de terminar el recorrido, sorprendente hasta para mi. Miro a mi alrededor y me sorprendo al encontrarnos en un precioso mirador, todo rodeado de hierba y alguna que otra flor. Me acerco a la barandilla lentamente y descubro un pequeño lago, bastante limpio sorprendentemente y con unas escaleras de piedra que conducen hasta él. No cabe duda de la belleza de este lugar hasta que me giro y veo que Carlos ha extendido un mantel en la hierba y tiene una bolsa con comida.
-Adriana: siempre había querido hacer un picnic tipo película, acabas de cumplir mi sueño.
-Carlos: pues me quitas un peso enorme de encima, no sabía si te iba a gustar. Aún queda más sorpresa si te portas bien.
-Adriana: vas mejorando Carlitos, sigue subiendo puestos.
Comemos todo lo que había preparado Carlos, desde bocadillos hasta marineras (típico de Murcia, tenéis que probarlo gg). Y decidimos ir a dar un paseo. Bajamos las escaleras de piedra hasta el lago y en cuanto llegamos Carlos deja en en suelo las bolsas que llevábamos, se saca la camiseta y se tira en bomba al agua sacando litros de agua fuera. ¿De qué cueva habrá salido el cavernícola este? Cuando sale a la superficie a coger aire mira en mi dirección hacia donde me encuentro yo. Me temo lo peor viniendo de este chico. Nada hacia la orilla y sale corriendo hacia donde me he quedado parada antes.
-Adriana: ni se te ocurra tocarme Carlos Ruíz si no quieres que te ahoge ahí mismo.
Pero, como siempre, hace caso omiso a mis advertencias y me saca corriendo el vestido que llevaba. Lo tira al suelo y yo me estremezco al notar el contacto de su piel. Está helado el cabrón.
-Carlos: cualquiera que nos vea diría que estamos haciendo otras cosas aquí quitandonos la ropa.
Me coge en peso y corriendo hacia el lago salta hacia el agua conmigo encima. Si antes había sacado agua fuera ahora hemos tirado el doble.
-Adriana: eres un bruto -le suelto, apartándome como puedo el pelo que me había caído en la cara-
-Carlos: pero me quieres -dice haciendo un puchero, con voz de bebé-
-Adriana: ayy pero no me pongas esa cara por dios que te como, que bebé!!
-Carlos: te dejo que me comas -dice cambia do su cara por una entre pilla y pervertida. Este hombre no aprende-
-Adriana: no corras Carlitos, las cosas con calma
-Carlos: me conformo con que me des un beso.
-Adriana: y dos si quieres -suelto juntando mis labios con los suyos. Hace pocas horas que nos habíamos besado por última vez pero lo había sentido como si fuese una eternidad. Había echado de menos el contacto de nuestros labios unidos moviéndose con agilidad por dominar una situación de la que ambos queríamos salir ganadores. Lo que no sabíamos es que ya habíamos ganado por habernos conocido .

EfímerosWhere stories live. Discover now