Estaba tirada en el pasto, cansada y sintiendo que moría. La idea de estar sola en aquel lúgubre bosque me quito la respiración, obligándome a dejar de correr, casi al mismo tiempo en que lo pensé, y querer volver a la cabaña. Maldije muchas veces. No quería volver a ese lugar, estaba tan harta de todo eso... pero era el único lugar al que se cómo llegar desde donde estoy.
El camino de vuelta fue devastador; tenía mi dignidad en el suelo, el cansancio me consumía con rapidez y no podía dejar de llorar... tampoco intentaba no hacerlo. Mi cabeza me dolía, pero ya no me importaba, siempre tenía jaqueca y querer hacer algo para que el dolor disminuyera sólo empeoraba mi estado.
Podía sentir a la perfección como las lágrimas se resbalaban por mis mejillas, y lo único que hacía era limpiarlas sin prestarle atención; sin quererlo, mi vista cayó sobre mi mano y distinguí algo rojo en ella... mi mano tenía sangre luego de haberla pasado por mi cara. Mi llanto y respiración se detuvieron por momentos del asombro que me provocó. Seguí limpiando mi rostro, esperanzada de que fuera una alucinación o algo por el estilo, pero no fue así. Las pasé desesperada por mi camisa para limpiarlas, lo logre con la consecuencia de que ahora mi camisa estaba manchada de rojo. No entendía nada. Elevé mi vista en busca de algo que pudiese estar provocando mi llanto de sangre, pero sólo me topé con el sombrío bosque en el que deseaba no estar, sin nada raro en él.
Un dolor agudo golpeo a mis ojos de la nada, obligándome a llevar mis manos hacía ellos. Los cerraba y apretaba con mis manos fuertemente, cosa que sólo alimentó el ya inaguantable dolor. Grité del sufrimiento, tan fuerte era que me tiré al piso a patalear y continuar con mis gritos. Un intenso calor se dio forma en la cúspide de mi cráneo, logrando que no supiera dónde poner mis manos. Sentía como si estuviese cayéndome agua hirviendo en mi cabeza, más el dolor en los ojos que no lograba comparar con nada... no lo podía soportar más, me dolía mucho. El calor se expandía por toda mi cabeza, haciéndome sollozar otra vez, me estaba quedando sin energías, mis brazos ya no presionaban ni mi cráneo ni mis ojos, lentamente los abría provocando que las lágrimas rojas salieran con mayor facilidad de ellos. Traté de ponerme de pie, pero ya no sentía mis piernas. Toda esa situación empeoró cuando sentí como si me asfixiaran... mi garganta estaba casi cerrada por completo.
Mis brazos eran la única parte de mi cuerpo que aún estaba despierta, así que comencé a arrastrarme a no sé dónde... sólo quería moverme para evitar desmayarme. Llegué con mis últimas fuerzas hasta lo que parecía un árbol hueco donde me resguarde para que no me encontraran en caso de que perdiera la conciencia. La respiración se normalizaba de a poco, pero mi cuerpo seguía... muriendo, no sé con qué más compararlo. Lloré, lloré y lloré, porque al parecer era lo único que podía hacer bien, y cerré los ojos exhausta.
Los abrí...el shock invadió mi cuerpo por completo, el cual ya no se sentía inmovilizado, pero de todas maneras no me atrevía a mover...estaba en mi habitación. Movía mi vista de lado a lado, analizando el lugar donde... me encontraba. Las paredes... seguían siendo blancas al parecer, no reconocía bien el color porque las luces de colores inundaban todo el lugar; mi cama seguía desarreglada, con el edredón rojo amontonado de un lado y parte de las almohadas blancas con manchas de suciedad. Pasé mis manos ansiosas por todo mi cuerpo, tratando de sentirme y de saber de algún modo que... estaba ahí.
Es que... no puede...increíble. Me levanté ansiosa y asustada del suelo y corrí al closet...todo en él estaba bien: mi ropa seguía arreglada por su largo y no por su color; la ropa oscura seguía en los cajones del guardarropa; los zapatos seguían ahí sin ningún orden. Me acerqué al espejo con lentitud, asustada de lo que podría reflejarse... pero... no tenía nada. Mis manos se fueron a mi boca por la emoción; no había ninguna herida, ninguna cicatriz, mis ojos eran ambos azules, mi cabello seguía blanco y lacio con la raíz aún rubia clara, mi cuello no tenía ninguna cicatriz horrible, mi vientre tampoco... mi cuerpo no tenía nada, estaba como siempre.
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Box. | Laughing Jack
Random❝Te juro que haré que tu repugnante vida sea la más horrorosa de tus pesadillas, lindura.❞