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Me tuve que traer la ropa de Napoleón puesta cuando salí de su casa, no porque no me diera tiempo de cambiarme, era porque él me había dicho que ya olía a él. Tener su olor era fundamental en el plan. Unos quince minutos más pasaron desde que la policía comenzó a investigar la casa del ex autorizado, yo aún me mantenían en el árbol esperando el momento adecuado para que comenzará su show.

Desde aquí arriba podía escuchar algunas cosas, había escuchado que unos policías habían encontrado una especie de ritual satánico en un cuarto en casa de Stevie, había sangre y no sabían si era o no reciente, parece que eso paso minutos antes de que el video de Napoleón golpeando a Stevie saliera a la luz. El muy imbécil volvió a ser el primer sospechoso del caso y ahora lo estaban buscando otra vez. La misión que tenía ahora era guiar a los policías, sin que se dieran cuenta de mi identidad, hasta la fachada que creo él para incriminar a mi querido gemelo por el secuestro de Stevie.

Él me había contado que el imbécil ese lo iba a traicionar para quedarse con Stevie, pero no funcionó. Obviamente se iba a vengar, así que ideó un plan sencillo para él y que sabe que funcionara. Yo esperaba que los policías se fueran y trajeran a los perros para iniciar mi parte.

Había dejado la billetera, unas gazas y unas tijeras tiradas en dirección al bosque, para que ellos pensaran que Napoleón se había escapado al bosque; cuando ellos traigan a los perros para rastrearlo, es cuando entro yo. Yo tengo su olor, lo más seguro es que les den una prenda de Napoleón para que la olfateen y sigan el rastro, cuando los perros comiencen a buscarlo solo tengo que caminar arrastrando la chaqueta ridícula gigante que tengo para dejar un camino fijo y guiarlos directamente a la choza de madera donde estaban ellos. La puso estratégicamente en la parte de río donde no era profundo y era más estrecho para que lograran pasar rápido.

Tuvo que idear todo un plan porque matar a Napoleón hubiera sido un regalo para ese imbécil, porque él sabía planeaba suicidarse luego de matar a Stevie; matar a Stevie lo libraría de mucha carga, así que únicamente por eso no la mata... apartando la parte en que quiere castigar a Jack dejándola viva de una manera que no me explico. Tampoco es que me interese, ya no me interesa nada de lo que le vaya a pasar a ese estorbo.

Escuché a los policías diciendo algo que no logré entender, pero en cuanto todos se fueron y más patrullas se escucharon llegar sabía que ya era el momento. Bajé del árbol rápido, me quité la asquerosa y ridícula chaqueta de Napoleón y comencé a caminar arrastrándola en la tierra. No podía correr porque tenía que dejar bien marcado el olor de la chaqueta para que los perros, que ya escuché ladrando, no se pierdan. Él me permitió darme cuenta de cuando el olor este bien marcado dejando un camino rojo imaginario que solo yo podía ver. Ya a unas dos o tres cuadras de donde estaba, podía ver que el color del camino no era tan fuerte como antes, así que saqué el perfume de mi bolsillo y lo eché en toda la chaqueta, recuperando el molesto olor varonil exagerado que tenía este tipejo. Escuchaba los ladridos de los perros un poco más cerca, acompañados de luces blancas que sabía eran de las linternas de los policías. Yo no me asusté obviamente, sabía que estaba cubierto por él y yo solo tenía que seguir el plan sin quejarme, como siempre ha sido.

Una vez los perros se iban acercando cada vez más a mi dirección, comencé a correr arrastrando la chaqueta detrás de mí, siempre asegurándome de dejar el camino bien marcado. La adrenalina comenzó a invadirme, algo que pasaba muy pocas veces, lo asocie de inmediato con los casi diez perros que venían siguiendo el rastro que yo estaba apenas dejando. Se sentía extraño, porque me sentía raro en ese momento. Estaba a penas a unos cincuenta metros de llegar al pedazo de lago donde tenía que llevarlos, y yo estaba comenzando a atar cabos en ese momento.

Mientras terminaba la parte del plan para este lado del bosque, arrastrando aún la chaqueta sobre un tronco que unía ambas partes. Terminé dejando la chaqueta tirada a unos metros de la choza donde estaba Stevie... ya había terminado mi misión. No tenía nada que hacer ahí ya, podía irme a la cabaña y descansar un poco. Decidido caminé al lado de la choza, ignorando que ella estaba ahí y no tenía ni idea de su estado.

Las preguntas que había bloqueado de mi mente cuando vi a Stevie en la billetera de Napoleón regresaron de golpe. Todas las dudas, las pistas y las mil cosas raras que ella hacía en la cabaña, las incongruencias que ella hacía conmigo... sus ataques. Todo golpeo mi mente de pronto. Me detuve a medio camino y pensé mil veces mi siguiente movimiento... di media vuelta, y con un arrepentimiento dentro de mí, caminé a la choza.

No había puerta, ni ventanas ni nada del estilo. Entré en silencio, tratando de no estropear nada del plan de él. No se veía prácticamente nada, la luz que entraba del hoyo que servía como entrada no servía para una mierda. Me costaba mucho ver ahí adentro... hasta que una luz celeste se posó sobre un cuerpo.

Toda la adrenalina que sentía hace minutos se desvaneció en cuento vi su cuerpo desnudo, golpeado y sucio tirado en el suelo. Tenía algunos rasguños y moretones en sus brazos, sus senos parecían tener algunas cosas enrojecidas en ellos que podía notar desde donde estaba parada. Su cara fue lo que fue más llamaba mi atención; de lo inflamado que tenía su pómulo ni siquiera se podía ver su ojo; la nariz estaba llena de sangre que parecía estar seca, porque no la veía fluir; sus pechos tenían algunas cosas rojas en ellos, no sabía que eran en realidad, pero sospeche que eran mordeduras porque se veían irregularidades. Dude un momento si estaba viva, pero cuando vi su abdomen subir y bajar un par de veces supe que seguía viva. Una especie de suspiro salió de mis labios cuando supe que estaba viva. No me acerqué a ella, no sentí necesario acercarme a ella... y tampoco quería

El reflejo de la luz celeste flotante chocaba en la cara de un tipo que estaba en un colchón, sabía que era Napoleón en cuanto lo vi, a él si me acerqué. Sin dejar de caminar despacio, sin hacer casi nada de ruido y estando pendiente siempre de que los policías estuvieran alejados aún, me agaché a su nivel y lo analicé de cerca. Su cara no se veía muy clara, pero por lo que podía ver si nos parecíamos mucho. Como dijo el señor que casi me atropella, mi nariz era mejor y eso que no soy de verme tanto al espejo porque me da igual. Él se veía bastante tranquilo, no tenía el ceño fruncido mientras dormía por lo que lo relacione con que no tenía nada de estrés. Sonreí de lado, él sí podría servir para nosotros.


Toby... – Me puse de pie rápido, quedándome helado por haber escuchado mi nombre. – Soy Jack... no puedes verme pero estoy aquí. No hables, estoy en tu mente en este momento. Yo no puedo salir de mi escondite, así que necesito que me hagas un favor. Sé que ya viene la policía... y no quiero que mi pequeña sea vista tan... destrozada. En los pies de ella están tiradas sus bragas y sostén... por favor, vístela. No quiero que la humillen tanto...


Estaba de pie ahí, pensando si hacerlo o no hacerlo... Stevie me ha provocado miles de problemas en el poco tiempo que estuvo en la cabaña, desde que llegó fue uno cayendo detrás del otro. Todo de ella fue un misterio, un dolor de cabeza en todo momento, salvarle el culo en cada momento del día... un grano en el culo por completo.

No quise hacerlo, porque no es mi responsabilidad seguirla cuidando. A mí no me importa si la encuentran desnuda, descuartizada o agonizando. No me interesa nada de ella ya, no pienso hacerle ningún otro maldito favor. Esto de Napoleón es mi misión, no otras de las salvadas de culo que ella siempre necesita. Si es mínimamente inteligente, sabrá que hacer. Escuché que la policía estaba cerca, así que salí rápido de la choza y me fui de ahí. No podía regresar aún a la cabaña, tenía que quedarme a ver lo que sucedía por orden de él.

Box. | Laughing JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora