LAUGHING JACK'S.
Con toda culpabilidad del mundo, le patee la cara a Stevie... la escena era indescriptible para mí. Dejé tirado el palo con el que le golpee la cabeza, que tenía algo de sangre por la fuerza del golpe, su rostro estaba poniéndose rojo donde la patee, muy probablemente se lo ponga morado el pómulo, suspiré profundo... espero no habérselo roto. La levanté del suelo como si yo fuera un humano y la puse sobre mi espalda para llevarla dentro de la pequeña casita de madera que él había construido para lo que llamó "el show final".
Nuevamente esa rara presión en el medio de mi pecho se hizo presente, haciéndome respirar profundo...Como siempre, él lo sabía todo: supo que lo desobedecí, que quise pasar sobre él y que no me importaron las reglas; desde que Jason tuvo a Stevie en sus manos lo supo, quiso matarme en ese momento... pero decidió castigarme de una peor manera. La uso a ella todo el tiempo: él le provocaba los cortes de memoria, las alucinaciones y que me tuviera miedo, todo para ver hasta donde llegaba con mi plan. Al dañarla a ella, sabía que me dañaba a mí indirectamente. Sabía todo de ella, porque lo tomó de mi mente y de ahí basó sus ideas... lo más impresionante fue lo del temor que apareció. Ese payaso gordo que intentó matarla era una combinación de sus dos miedos más profundos: los payasos y Chris Jack... desgraciadamente yo juntaba ambas cosas en una. Él aprovecho esa obvia desventaja y proyecto en mí sus miedos, cuando nunca había sido así. El temor era más para tentar a Toby a seguir investigando que para torturar a Stevie, porque él podía hacerlo en su mente. Pobre Toby, él solo lo estaba poniendo a prueba para ver si era capaz de desobedecerlo por una chica... obviamente no fue así, pero él trataba de que cayera.
Él nunca quiso quedársela, como Toby decía, la ve como una inservible para él. No puede cargar con el peso de conciencia de matar gente ni de mentir, en este mundo ella no puede estar. Pero si quiso matarla, porque veía que yo no me arrepentía ni me daba por vencido con mi plan; estuvo a punto de hacerlo... pero fue ahí donde entró Napoleón para contactarlo. El muy imbécil lo contacto porque recordaba que Stevie tenía sueños conmigo, siempre pensó que estaba alucinando o inventaba todo, hasta que una vez escuchó que le hablaba al peluche que le di cuando era niña y lo relacionó con que ella practicaba las artes oscuras, entonces pensó que tal vez algo del más allá podría ayudarlo a encontrarla y matarla. Lo encontró a él, hicieron un pacto de sangre y Napoleón lo iba a incumplir. Estando con Stevie y viendo que la tenía a su merced, no quiso matarla, optó por tenerla secuestrada el resto de sus vidas y esconderla en alguna casa que él construiría dentro del bosque; obviamente él no estaba de acuerdo y decidió castigarlo por traicionarlo.
La dejó vivir solo para castigar a Napoleón... y a mí.
Entré a la pequeña casa que él había creado hace nada y dejé tirada a Stevie sobre un viejo colchón sucio. El lugar no tenía más de cuatro metros de largo y tres de ancho, era muy pequeño y ya estaba completamente ambientado para lo que seguía ahora. Encadené los pies de Stevie a un tubo de metal que estaba ahí y no la toqué más por el momento. Él iba a avisarme cuando tenía que comenzar.
Cuando Stevie estaba corriendo en el bosque, planeaba hacerle un camino celeste que la guiara hasta su casa para llegará sana y salva... pero él entró en su mente. Me habló de su plan y me dijo que si me negaba a participar, mataría a Stevie en ese momento y nunca dejaría que nada de lo que paso se supiera, dejando la muerte de ella y Bella sin resolver. Sabía que Stevie no quería nada de eso, así que acepté... con las consecuencias que iba a recibir luego.
— Hazlo ya. – Su voz resonó en toda la estructura como si proviniera de ella. Cerré mis ojos y preparé mi magia. – No cierres los ojos, tienes que ver todo. Y hazlo lento. Yo me encargo de que las heridas luzcan viejas.
— Sí, señor, yo soy tu siervo – mi voz sonaba apagada cuando repetí las palabras que él me exigió que dijera cada que me indicara algo.
— Quítale el pantalón y desaparécelo. Déjalo tirado al lado del lago de donde ella vino; esa será la primera prueba. – Hice todo lo que él me decía sin siquiera pensar en algo más, no podía pensar ya. – No toques su ropa interior, de eso se encargará Napoleón. – Apenas escuché su nombre me entraron unas inmensas ganas de buscar a ese pedazo de mierda y matarlo... pero no podía... por el momento. – Fisúrale el humero y la tibia. – Aguantando la respiración y sin poder cerrar los ojos... le fisuré esos dos huesos. Stevie se removía en el colchón, supuse que era por el dolor.
Me siguió indicando que la siguiera lastimando: le hice rasguños en sus costillas sobre la piel, golpee sus muslos hasta dejarlos morados, golpee su cara durante minutos hasta que él me dijo que era suficiente... le rompí la nariz, el pómulo y su mandíbula, su ojo blanco estaba inflamado por los golpes, luego me hizo ahorcarla hasta dejar moretones en su cuello. Era un tortura... aunque sé que nadie sabrá que fui yo quién le hizo todo eso, si no que la culpa caerá en Napoleón, sabía que jamás saldría de mi memoria todo lo que le estaba haciendo; la sensación que sentía cuando mi puño estrellaba su cara, cuando escuché como los huesos se raspaban por mi culpa... todo eso era una tortura para mí. La culpa me estaba consumiendo por todos lados: era mi culpa que ella estuviera en esta situación, que ella estuviera perdida por meses, que fuera usada como conejillo de indias para castigarme a mí, fue mi culpa que estuviera sufriendo durante meses, fue mi culpa que se mudara de Francia a Canadá... todo eso es mi culpa.
Hice sufrir a mi pequeña por años... y aquí sigo, haciéndolo más directamente ahora. Verla tirada en ese asqueroso colchón, con la cara cubierta de sangre, era horrendo; peor era ver mis manos llenas de sangre y saber que era la suya. Dejé de pensar, tenía que calmarme y evitar sentir algo por ella en este momento. Puedo poner en peligro el plan de él, y con ello la vida de mi pequeña... así que lo mejor es que me vaya despidiendo.
Me acerqué a ella, me senté a su lado y la observé. Verla así era algo que jamás pensé que iba a ver, ni así ni de ninguna otra manera. Cuando conocí a Stevie, yo era alguien completamente distinto... no sabía que mis "juegos" eran matar, no entendía en realidad cuál era la diferencia entre ambas cosas, pero cuando la pequeña VieVie encontró mi caja y la veía jugar como había olvidado que se hacía, supe que estaba equivocado. Fui el regalo que ella misma se dio, encontró mi caja cerrada en medio de un basurero y la limpio con el borde de su vestido, luego me llevó a su casa y me dejó en una esquina pensando que era para decorar. Yo no podía salir aún, pues seguía cerrada y ella no tenía intención de abrirme.
Me encantaba verla, a pesar de que se mantenía sola la mayor parte del día, siempre estaba sonriente y jugando. De vez en cuando Bella iba con ella a jugar, sus padres también... quise ser parte de eso, así que comencé a copiar ciertas cosas para hacerme notar. Comencé dejando dulces en su cama, lo recuerdo perfectamente, ella siempre los comía y no agradecía a nadie porque nunca supo a quién decirle gracias. No fue hasta que toqué la canción de mi caja que ella me abrió y aparecí en su vida. Nunca me tuvo miedo, entendía que era real y me quería, podía sentirlo... fue increíble la manera en que cambie. De igual manera, las ganas de jugar como antes siempre estaban ahí, así que iba a casas alejadas para hacerlo y que ella jamás se enterara. Todos podían sufrir, todos podían morir y todos podían jugar conmigo, menos ella. Aprendí a dejar de ser egoísta, mi posesividad se iba poco a poco, pero las ganas de matar siempre estaban ahí. Terminé equilibrando mi sed de sangre con mis ganas de cuidarla. VieVie siempre fue intocable para mí, la quería proteger de todos y de todo... y ahora tengo que protegerla de mí.
Supongo que la parte más difícil de querer a alguien es cuidarle...
Nuevamente bloquee mi mente. Me regañé por no poder evitar pensar en el pasado. Ella seguía desmayada, sabía que estaba viva porque escuchaba su respiración. No me anime a abrazarla ni a acariciarla ni a nada, solo la seguí viendo hasta que él anunció que Napoleón estaba en camino. Respiré hondo, me puse de pie y me quedé escondido en la oscuridad, como él me había indicado antes. Me preparé para lo que venía a continuación... lo único que me reconfortaba era que mi pequeña pronto sería libre.
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Box. | Laughing Jack
Random❝Te juro que haré que tu repugnante vida sea la más horrorosa de tus pesadillas, lindura.❞