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STEVIE'S

Abrí mis ojos de golpe. Lo primero que vi fue la cara de Napoleón al lado mío, estaba dormido y ya no tenía puesto el bozal. Mi cabeza seguía doliendo, pero no tanto como antes. Me sentía un poco mareada, pero era algo que iba y venía. Moví mis manos lentamente, como tratando de verificar que las podía mover; me asusté cuando rocé mis dedos con mi pierna... que estaba desnuda. Con mis manos algo temblorosas seguí tocando mi pierna hasta poder llegar a mi trasero... estaba desnudo. Estoy desnuda y Napoleón está aquí... lo volvió a hacer. Tuvo sexo conmigo al igual que lo hacía cuando estábamos juntos. Si Jack no me hubiera advertido que él no era Toby, en este momento estaría congelada y en pánico porque jamás le perdonaría a Toby algo así, ni lo creería capaz de hacerlo.

Aún estaba nerviosa, no sabía qué hacer. Si lo llamo Napoleón en cuanto despierte, pensará que estoy siendo manipulada por... esa cosa que no tenía idea de cómo llamarle. Pero, ¿y si está esperando que piense que es Toby? No sé qué hacer, estoy... no quiero morir.

VieVie, no pienses tanto. Haz lo que te dije y todo saldrá bien, te lo prometo. – Jack habló en mi mente, tratando de calmarme. Sí, tengo que hacerle caso... todo saldrá bien.

Asentí repetidas veces y seguí con el plan. Me fui levantando lentamente de la cama para sentarme sobre mis tobillos, voltee a ver hacía la puerta para confirmar que seguía cerrada, luego volví mi vista a Napoleón. Él seguía igual que siempre, dormía a como dolorosamente recordaba y no veía nada nuevo en él... solo el hecho de que me quiere matar porque lo dejé. Jamás en la vida me imagine en esta situación, tal vez si por parte de Chris Jack, pero nunca de Napoleón. Las peleas verbales y físicas que teníamos eran una cosa, ni una sola vez paso por mi cabeza que él iba a planear matarme con el enfermo que convenció a mi hermana para casarse con él. Jamás lo veré de la misma manera, nada valen todos los momentos que vivimos juntos.

Vi que Napoleón comenzaba a moverse, cosa que me congeló un momento. Ya, tenía que sonar convincente con todo lo que salga de mi boca. Él está de su lado... en cualquier momento puede decirle que lo sé todo. Sus ojos se abrieron poco a poco, cuando logró ver justo al frente y no me vio parecía estar asustado, estaba a punto de levantarse cuando comencé a acariciar su rostro. Parecía no entender lo que estaba pasando, así que le sonreí para intentar relajarlo.

Stevie, por favor ten cuidado. No puedes hacerle saber que sabes algo, él cree que tú piensas que siguen juntos, sigue así. – Buenos días. – Lo saludé como solía hacerlo siempre, con el tono más amable que podía emitir.

— Muy buenos días a ti, diosa. – Se acercó a mí para besarme entre mis pechos. Unas ganas de llorar y golpearle la cara se apoderaron de mí, pero tuve que reprimirlas. No quiero que este animal me toqué nunca más.

— Iré a bañarme – anuncié, como siempre lo hacía, solo que está vez rezaba en mi interior para que no entrara al baño conmigo.

Salí de la cama, sintiéndome desnuda y expuesta por cómo me miraba Napoleón. Tan concentrada estaba en mis pasos que casi me desmayo cuando me paré frente a la puerta del baño... había una puerta, era la que tenía yo en mi cuarto. Pero... se supone que estaba en la cabaña, Jack me dijo eso.

Mantén la calma, él está manipulando lo que ves. Estás en la cabaña, confía en mi palabra. Aún tengo control en tu cabeza, no sé cuánto tiempo más pueda esconderme. Si me voy, esfuérzate para recordar todo. Finge que abres la puerta, finge todo lo que tengas que fingir para que los dos piensen que están ganando.

Cerré los ojos y di un suspiro pequeño para que Napoleón no se diera cuenta. Puse mi mano sobre el picaporte de la puerta, y sin sentirlo en mi mano, lo giré y entré al baño. Entré tranquila al baño, para no levantar sospechas no hice ningún tipo de movimiento raro ni nada, yo no sabía si Napoleón también veía mi habitación o la cabaña, no podía correr riesgos. Todo, absolutamente todo se veía real: mi ducha con puertas de cristal, el lavamanos de mármol negro, el inmenso espejo de cuerpo completo justo al frente del lavamanos... yo iba a volverme loca. Entré a la ducha, fingiendo abrir la puerta de cristal y cerrándola detrás de mí, y me bañé dando la espalda a la puerta, aprovechando el tiempo para llorar en silencio; fingí cada uno de mis movimientos: echarme shampoo, lavarme la cara, enjabonarme el cuerpo y hasta fingí bailar en la ducha, solo para hacerlo más convincente en el caso de que el imbécil que estaba en la cama me estuviera viendo.

Box. | Laughing JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora