El televisor se apagó de pronto, otra vez sin que yo lo manipulara. Él seguía aquí, quiso que viera al tipo ese... pero no entiendo por qué. Mi afirmación tomo fuerza cuando escuche una risa macabra que hizo eco en toda la casa, definitivamente era él. Estaba bastante molesto, sabe que no puedo salir de aquí y me está manipulando para atreverme a ir... es un ser maldito, literalmente.
Escuché que la puerta principal fue abierta, así que rápidamente me moví hasta las escaleras para ver de quién era la visita... debí imaginarlo. Napoleón – que nombre tan ridículo – estaba en la sala de estar, seguía con ese pañuelo en la cara para cubrirse de no sé qué. Parece que el susto incompleto que le di hace unos días no fue suficiente... pero sé que cualquier cosa que haga contra ese tipo, él me la hará a mí. Maldije en mi mente por sentirme acorralado con él; no puedo hacerle nada, no puedo golpearlo, ni asustarlo... pero si puedo entrar en su mente, aunque sin torturarlo será un poco aburrido... no importa, con tal de tener información de él, me basta.
Lo sigo viendo desde las escaleras, en sus manos tiene algo, como un tablero... ¿una ouija? Es lo más probable... puede que así se haya contactado con él y ese es su método de comunicación. Interesante. El imbécil se movió más adentro de la sala hasta que lo perdí de vista. Sin bajar las escaleras, me desplacé hasta el primer piso, pero él no estaba. Tengo que encontrarlo, no creo que simplemente desaparezca de la casa. Me hago uno con la oscuridad y lo busco con mi mirada a través de ella, los cuartos de abajo por alguna razón eran más oscuros que los de arriba, cosa que me facilitaba moverme.
Lo encontré, estaba en un cuarto pequeño, puede que sea el del ama de llaves o alguien así. Estaba casi todo oscuro, la luz que había era de unas velas que estaban bastante derretidas. Él estaba sentado en el piso, con el tablero frente a él y las velas rodeándolo. Estoy pensando mucho si entrar en su mente o no... puede que muera, pero es un riesgo.
Decidí esperar a que iniciara con él ritual para entrar en su mente, porque así estará más vulnerable y sus pensamientos estarán más abiertos las interrupciones. Buscaba algo en el bolsillo... una navaja, parece ser un pacto de sangre... demonios. Se cortó la palma de su mano con la navaja y dejo caer unas gotas en el tablero, en ese momento todas las velas se apagaron a excepción de una larga vela negra que estaba frente a él, puso su mano sobre el triángulo y comenzó a hablar.
— Estoy listo para completar el plan. Con tu ayuda no podré hacerlo, ¿me ayudarás? – peguntó en voz alta.
Guardó silencio, esperando la respuesta de él... nada llegaba. Repitió una vez más la pregunta, esta vez habló en voz más baja. Un profundo silencio se hizo presente... él ya lo escucho. De pronto Napoleón comenzó a emitir sonidos como de estarse asfixiando, yo no lo estaba provocando obviamente, pero fue mi indicador de que podía entrar a su mente, así que lo hice.
Su mente estaba en negro y celeste, no había imágenes aún, me imagino porque está tratando de enfocarse en no morir asfixiado. De pronto los recuerdos comenzaron a caer; la mayoría eran con Stevie. Se veía muy linda en sus recuerdos; primero apareció con el cabello rubio claro, su color natural, esos recuerdos eran felices, un ambiente de amor se sentía; ahora su apariencia cambio, tenía su pelo blanco, estos recuerdos se veían bastantes sombríos, en casi todos estaban peleando... en uno se estaban golpeando mutuamente, parece que ella se estaba defendiendo... se rehusaba a seguir con él, lo quería dejar y este imbécil no la dejaba. Los recuerdos con Stevie se detuvieron, ahora aparecía un hombre... un hombre rubio y de cara gorda. Es exactamente el mismo hombre que estaba en la mente de Stevie cuando apuñaló a la pared. ¿Quién es ese hombre? Su nombre nunca es mencionado en su mente, parece omitirlo por alguna razón. Un funeral es el siguiente recuerdo, hay cuatro ataúdes pero solo parece enfocarse en uno de ellos, el hombre está adentro. Una lápida aparece de golpe, con un nombre que ya había escuchado antes: Christian Jackson Chalke.
Es él... ese es el hombre de los recuerdos de Stevie, el esposo de su hermana. Pero no tiene sentido... ¿por qué él? Pensé que sería este imbécil el que estaba en sus recuerdos, pero no.
Todo se puso en negro de pronto, la atmósfera cambio a una más fría e intimidante... él iba a hablarle.
— Ve, mátala. Cumple tu pacto con Jack. Desahógate con ella, no le tengas compasión.
Fui expulsado de su mente, viendo ahora solo el plano real. Él estaba ahí, me estaba sonriendo mientras hacía que ese imbécil estuviera flotando. Quería matarlo, a los dos, pero él es mucho más que yo y cualquier cosa que le haga lo vengara matándome... desgraciado, sabe que no puedo hacer nada para salvar a Stevie porque me costaría la vida. El imbécil cayó al suelo, su comunicación había terminado ya; él me señalo con el dedo más largo que tenía, lo acercaba cada vez más a mi pecho. Lo estaba enterrando dentro de mí, me dolía; quise quitar su mano de mí pero él me tenía paralizado. Bajo su dedo lentamente, dejándome una raya cuando lo quito de mí.
Se está burlando de mí y también me amenaza. Desapareció luego de eso, las velas volvieron a dar luz y el imbécil comenzó a reaccionar.
Yo debo de hacer algo... no puedo dejar que la mate. ¡Maldita sea! Debí sacarla de ahí cuando Jason me lo advirtió... pero es culpa de Stevie, si ella me hubiese recordado ya estaría bien... pero parece que no es su culpa. Él la está manipulando, no la deja recordarme... desgraciado de mierda. Tengo que protegerla... a cualquier costo.
Napoleón se levantó del piso y salió de la casa. Bien, no puedo hacerle nada, pero si puedo seguirlo. Como siempre, me movía entre las sombras para no ser visto por él dentro de la casa, pero esa suerte no duro mucho porque él salió de la casa. Sin pensarlo muy bien lo seguí, dejando un espacio razonable para que no sintiera mi presencia. Las otras personas no podían verme si no quería que me vieran, los únicos que en realidad pueden verme son los niños y ellos nunca dicen nada.
Él caminaba hacia arriba del residencial, a las casas que estaban directamente conectadas con el bosque; creía saber a dónde nos dirigíamos, hasta que tomo siguió caminando a la izquierda y no a la derecha. Caminaba tranquilo por aquí, nadie sospechaba nada de él ni parecían notar el trapo que tenía en su mano para cubrir su cortada; la gente lo saludaba, no parecía alguien odiado en realidad. Los asesinos suelen tener un buen perfil entre la gente o se lo crean para que cuando sean juzgados cuenten con el apoyo popular. Llegamos hasta una casa como cualquiera de las otras, en estas residencias todas las casas son iguales, y entramos. Nada raro, nada especial, solo una casa con bastantes cosas de oro. Él rápidamente camino hasta la cocina para lavarse la herida y luego ponerse una gaza para cubrirla. No estaba dando muchas vueltas en realidad; subió corriendo las escaleras y bajo igual de rápido con una mochila... ¿qué tendrá de ese pedazo de tela asqueroso?
La abrió y la ojeó, luego de parecer estar satisfecho con lo que había dentro se acercó a una mesa pequeña y tomo unas llaves, supongo que de un auto. No iba a poder seguirlo más... tenía que hacer algo para poder espiarlo.
Una idea vino a mi mente. Dejé que caminara hacía el auto, de todas formas no iba a dejar que se fuera sin dejarle un regalo. Me moví por todas las habitaciones para buscar algo que me sirva... bingo. Un pequeño peluche estaba al lado de una foto de Stevie en el cuarto de él, lo tomé e hice lo mismo que hice con el peluche que le di a la pequeña VieVie.
— Serás mis ojos – le susurré al ahora funcional pedazo de tela.
Regresé con el imbécil, aproveche que se bajó a revisar el auto para posicionar a mi nuevo amigo. Lo dejé en la esquina de uno de los asientos traseros, ahí podía ver el camino y también verlo a él desde el espejo que está en el centro de los autos, todo estaba listo. Deje de joder el auto, el imbécil volvió a entrar en él, lo encendió y se fue. Aunque sepa a dónde irá este tipo, debo buscar una manera de proteger a Stevie. Es obvio que la quiere matar, pero no lo voy a dejar hacerlo. Nadie le hará nada, de eso estoy seguro.
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Box. | Laughing Jack
Random❝Te juro que haré que tu repugnante vida sea la más horrorosa de tus pesadillas, lindura.❞