KEVIN
«Hola, Lara. Hace tiempo que no sé nada de ti. Comprendo que acordamos tomar distancia, pero me gustaría, al menos, saber cómo estás. Llámame cuando puedas, ¿sí?»
Estaba varado entre dos categorías, la de "acosador" y la de "pena ajena", y me pregunté a favor de cuál de las dos se inclinó la balanza con ese mensaje. En los últimos días, le había enviado un par más y no obtuve respuesta de ninguno.
─¡Dejá el teléfono y ponete a estudiar! ─ordenó Manu y cubrió la pantalla con un libro titulado "Diez claves para escribir una crónica periodística". Estar sentado en la cabecera de la mesa de segunda mano que Katia y yo habíamos encontrado en la calle le inspiraba una sensación de poder que quería quitarle de un puñetazo.
─Recuérdame por qué lo invitaste a estudiar con nosotros ─me dirigí a Katia.
─Porque, si no fuera por él, estaríamos haciendo cualquier cosa menos estudiar.
Mi hermana había sugerido juntarnos una vez por semana para repasar el contenido de las clases. Era la primera vez en mi vida que la notaba tan predispuesta, así que no me quedó otra alternativa más que aceptar porque no sabía cuándo volvería a ocurrir un evento de semejante magnitud.
Sin embargo, el entusiasmo le duró poco porque, pasada la media hora, ya se encontró a sí misma hundiendo la cabeza en el libro y gruñendo entre sus páginas.
─¡Esto es ridículo! ─sentenció al incorporarse de un salto─. ¿Qué sentido tiene estudiar periodismo? ¿Qué tan difícil es comunicar una noticia? ¡Yo lo hago todos los días!
─No, Katia, lo que hacés vos es chismear. Es muy distinto.
─¡Es lo mismo! Estoy segura de que, detrás de cada artículo, hay un periodista que llega a la sala de redacción y le dice a sus colegas: "¡A que no saben con quién se acostó el presidente! ¡Miriam, pon la tetera!"
─No encuentro fallas en su lógica ─destaqué, mirando a Manu.
─Pasás demasiado tiempo con ella si eso te resulta lógico ─rebatió él y se dirigió a mi hermana─. Tranquila, vamos a repasar el material cuanto sea necesario, solo no me noquees con el libro, por favor.
─Para ti es muy fácil decirlo porque quieres convertirte en periodista
─Corresponsal, para ser más preciso.
─¿Eh?
─Son periodistas que viven en el extranjero e informan sobre sucesos de esa localidad. Eso quiero hacer yo: vivir en diferentes países, sumergirme en sus culturas y darlos a conocer frente al mundo ─describió con una sonrisa risueña que a mí me pareció enternecedora y a Katia le dieron ganas de vomitar.
─¡Puaj! ¡Odio que estés tan decidido! ─espetó ella.
─Gracias por tu apoyo incondicional, amiga.
─¡Es que me irrita que todos tengan una meta, excepto yo! Tú quieres ser periodista, Casti desea dedicarse a la publicidad, Félix es un as de la música, Kevin... ─Me miró por largo rato.
─Tómate tu tiempo ─dije de brazos cruzados.
─Kevin es Kevin.
─Maravillosa jugada.
─Y yo soy Katia, una torpe estudiante que ni siquiera sabe qué está estudiando.
─¿Sabés cómo se puede revertir eso? Estudiando ─replicó Manu y repiqueteó el dedo índice en el texto que estábamos leyendo hasta entonces.
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Así son las cosas
Teen FictionKevin y Katia están atrapados en una historia de Wattpad y deben sobrevivir bajo la mirada de una escritora que no tiene ni una pizca de empatía o piedad. *** Los mellizos Kevin y Katia nunca fueron los más agasajados, ni los más talentosos, tampoc...