-50º

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Su padre intentó acercarse de nuevo a su hijo, pero el espectro volvió a impedírselo. X.A.N.A. sabía que acabarían desactivando la torre. Ulrich miró a Cameron.

-¡Cameron! Llama a Jeremy, dile que hay un espectro aquí, él lo entenderá.

Ulrich no sabía que Cameron estaba inconsciente y que no había nadie que pudiese avisar a Jeremy para que se dieran prisa. Aelita y Odd despejaban el camino de monstruos, fue más complicado de lo que creían. 

Odd se encargaba de los bloques mientras que Aelita desde el aire se encargaba de las tarántulas. Un láser dio con el cuerpo de Aelita y cayó al borde del sector, resbaló y cayó al mar digital, eso hizo que los cangrejos bajasen la guardia y no esperaran que Aelita los atacase por la espalda. Jeremy por su parte, temblaba de frío, sabía que no podría aguantar mucho si las temperaturas seguían bajando.Una llamada de un número que nunca lo había llamado sonó y él subió una ceja, era el móvil de Cameron.

-¿Cameron? Oye dile a Ulrich que...

-Soy Walter Stern, hay... Un ¿Espectro? Aquí y... Mi hijo está casi inconsciente así que si puedes hacer algo, ¡Hazlo ya!-gritó el padre de Ulrich.

Jeremy colgó la llamada y miró la pantalla, apenas quedaban monstruos. 

-¡Aelita! Date prisa. Ulrich está en peligro. 

El espectro hizo que todas las puertas se cerrasen y bloqueasen de manera que nadie pudiese salir de allí. Se acercó de nuevo a Ulrich y lo colocó en su hombro como si el chico no pesase nada. El padre de Ulrich intentó ir a por su hijo varias veces, todas paradas por X.A.N.A. por supuesto. 

X.A.N.A. se acercó a la puerta principal, la abrió unos segundos para salir con Ulrich. Sonrió al ver como su plan salía a la perfección. Volvió a cerrarla y se dirigió al patio trasero, por los grandes ventanales los adultos podrían ver todo lo que el espectro hacía. Apenas le quedaba tiempo pues Aelita acababa de entrar en la torre. El espectro, todo lo rápido que pudo le quitó la ropa de abrigo a Ulrich y lo dejó tumbado sobre la nieve, estaba demasiado débil como para defenderse, el golpe de la cabeza no lo mataría, al contrario que el frío como no se diesen prisa en descodificar la torre. 

-¡Ulrich!-gritaba su padre mientras miraba por los ventanales.

El espectro cogió casi sin ningún esfuerzo un saco con cemento en polvo de una obra cercana y lo puso encima del chico que gritó de dolor, después se acercó al coche de Cameron cogiéndolo por la parte trasera y poniendo una de las ruedas sobre su tobillo que el peso del vehículo se encargó de romper, entonces el chico volvió a gritar haciendo que un sentimiento de culpa cayese sobre su padre. Aelita desactivó la torre y el espectro desapareció. Ulrich miró hacia arriba, estaba tumbado sobre la nieve, sentía su cuerpo arder de frío. Apenas podía moverse y se sentía adormilado. 

Yumi y William salieron 20 minutos más tarde y corrieron todo lo que pudieron dirección a la fábrica. Aelita salió de la torre y miró a Odd. El chico se acercó a ella para que volviera a subir a la tabla. Ella lo hizo y los chicos se acercaron a donde debían siguiendo las indicaciones de Jeremy que no podía dejar de temblar. Él también se sentía adormilado. La tabla de Odd frenó en seco al ver a Melody sentada sobre una gran montaña de hielo. 

Los chicos la miraron, hubo un gran cruce de miradas entre ellos en los que nadie decía nada. A Aelita le ardía la sangre. Tras haber conocido a su familia, no podía evitar sentirse mal al saber que Melody estaba allí. Aelita estaba llena de rabia y se bajó de la tabla.

-¡Aelita no hay tiempo!-gritó Jeremy.

-¡X.A.N.A. déjala en paz! Solo es una niña. ¡¡Vamos a destruírte!!

Melody se acercó a Aelita, ambas se miraron y Melody señaló hacia la espalda de su hermana. Aelita se giró, aunque no le dio tiempo a hacerlo del todo, una manta lanzó un láser que hizo que la chica se desvirtualizase. Odd miró la situación con la boca abierta sabiendo que podría pasar lo peor, pero una bola de energía azul, de Melody chocó contra su cuerpo desvirtualizándolo también a él. 

-¡No! ¡Yo lo sabía!

Yumi y William corrían todo lo que podían hasta ver la escena en aquel restaurante tan caro y fino de la ciudad.

-¡¡Ulrich!!-gritaron los dos.

Yumi se acercó todo lo pudo, los dos juntos no tenían fuerza para mover el coche, Yumi se puso de rodillas y miró a Ulrich, la chica estaba en mitad de un ataque de ansiedad, sabía que aquello se podía haber evitado de no ser por sus tonterías.

-¡Vete a la fábrica! ¡¡Vete!!  ¡Corre William!

William también estaba nervioso, se quitó su chaquetón y se lo dio a Yumi para Ulrich mientras él corría todo lo rápido que podía hasta la fábrica. Yumi quitó el saco de cemento y le puso el chaquetón de William. Ulrich entreabrió los ojos para ver a Yumi y sonrió. Yumi le daba calor con las manos a sus manos.

-Te vas a poner bien, ya verás, los demás están ya en la fábrica.

Ulrich intentó hablar, cogió aire, estaba muy aturdido y apenas podía hablar.

-¿Estoy muerto?-preguntó.

-¿Qué? No, no seas idiota.

-Si el cielo va a ser así, sobre tus muslos, no pasa nada si me voy ahora mismo.-balbuceó el chico.

A Yumi se le saltaron las lágrimas, se sentía tan culpable que tenía ganas hasta de morir ella, abrazó a Ulrich y comenzó a llorar de impotencia. Pero más impotencia sintió William cuando llegó y vio a Aelita fuera, sabía que no podrían hacer apenas nada. Hacía tanto frió que apenas podían pensar. 

Anthea abrazaba a sus hijos, ni siquiera había sido consciente de que la mayor de sus hijos había salido, Anthea soñó aquella noche, recordó cuando su amiga Flora le echaba las cartas en la universidad y pasaban el rato bebiendo cerveza. 

La carta del Arcano mayor la Luna, en esa carta se podía ver a dos perros aullando a la Luna, asustados. Anthea siempre pensó que su primera hija se llamaría Luna. Aquella no era una buena carta, hablaba de una energía negativa que se encontraba encerrada en algún lugar. 

Los chicos mantenían una fuerte discusión en la fábrica, producto de los nervios, el estrés, la situación. "Si no hubieras tardado tanto..." "Si fueses más rápido" "Si no solo pensases en ti", la culpa pasaba de unos a otro como si fueran niños y jugasen al juego de la patata caliente, quien menos tiempo la tuviera, mejor.

Por otro lado, la favorita de Anthea, los amantes. Una carta en la que se veía a una pareja y normalmente una o dos figuras divinas, entre ellas Cupido. Hijo de Venus y Marte. Cupido tenía flechas doradas que hacía que dos personas se enamorasen.

Yumi abrazaba a Ulrich tan fuerte que parecía que los corazones acabarían formando uno solo. "Ulrich, no me dejes sola" "No puedo perderte" "No te voy a dejar Yumi". Esa vez no había gritos, sino susurros, que solo ellos podían y debían oír, a sabiendas que quizás aquellas fuesen sus últimas palabras del uno al otro. 

Por último, el Cuatro de Bastos. Una carta asociada a la familia, solía indicar un futuro feliz, una unión muy fuerte, se veían cuatro bastos muy grandes y dos figuras humanas en medio. A Anthea le gustaba pensar que era un padre con su hijo.

Walter estaba tan mal que sus compañeros se sorprendieron de verlo así, se agarraba el pecho, el sentimiento de perder a su único hijo lo estaba devorando y desgarrando por dentro. Se arrepintió de no haberlo abrazo todo lo que debía, de no decirle lo orgulloso que se sentía de él. Se agarraba el pecho, en ese momento se hubiese reído de cualquier persona que le dijese que tenía mal de amores pues Walter por primera vez en su vida, sentía como su corazón se estaba rompiendo al ver a su hijo luchando por sobrevivir. Haciendo equilibrio en la cuerda floja sobre la vida y la muerte. 

El cansancio y el frío eran tal que todos los participantes se iban mareando y durmiendo, Ulrich se durmió sobre las piernas de Yumi y ella lo acabó haciendo sobre él. En la fábrica, pasó exactamente lo mismo, y en la sala, los adultos aguantaban algo más, algunos rezaban por sobrevivir, otros bebían aún más alcohol para ahogar el estrés. Eran las 4:00am. -50º en el marcador.

Código Lyoko. AFTERPARTYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora