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—¿Mamá? —Ahí estaba mi voz, aterrorizada, pero ahí estaba. Apenas se entendían mis palabras, mi garganta ardió, sin embargo, necesitaba hablarle a mi madre. 

¿Por qué lloraba con tanto dolor? Estaba vivo, estaba bien.

Fue entonces cuando lo noté.

—¿Mamá? —repetí, tartamudeando—. ¿Qué le pasó a mi pierna?

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora