115

287 47 4
                                    

Después de unos tensos minutos, decidí salir de mi habitación. Estaba hambriento y además no escuchaba señal alguna de que Lexy siguiera en la casa.

Cuando pasé por la sala, escuché un pequeño sollozo.

Ahí la encontré a ella.

Con las mejillas sonrojadas y con rastro de lágrimas.

Apenas me vio, intentó disimular que había estado llorando.

—¿Necesitas algo? —ofreció amablemente.

—No verte nunca más.

Y ahí supe que había cruzado una línea.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora