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—Axel ha mejorado de manera increíble —Le comunicaba Vicky a mi familia—. Creo que en un par de meses será totalmente capaz de vivir solo.

—¿Y cómo ha ido con el psicólogo? —preguntó mi padre, quien apenas se involucraba.

Uy, eso era un tema... delicado. Sí, odié a Victoria desde el primer día y eso ya lo había superado, ahora éramos amigos y todo fluía perfectamente entre nosotros.

Pero con el psicólogo era diferente.

Lo único que acepté hacer, fue escribir mis pensamientos en este estúpido diario.

—Bueno —Vicky lució incómoda—. El psicólogo dice que no han logrado avanzar demasiado. Axel está cerrado a sus sentimientos.

—Axel —intentó hablar mi padre, pero mamá lo calló con una mirada.

—Estamos orgullosos de ti, cariño —habló con suavidad, sonriendo—. Si ya no quieres ir al psicólogo, estará bien. No estás obligado a ir.

—Pero, Susan...

—Susan nada. Nuestro hijo está saliendo adelante a su manera. No me importa si no quiere hablar con un desconocido. Mientras él esté bien, nada me importa.

Papá no volvió a intentar entrometerse

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora