127

279 52 3
                                    

—¿Estarás de acuerdo con que me quede aquí? —preguntó.

Sabía que lo preguntaba por sí quería un poco de tiempo solo, para procesar todo.

Habíamos pasado la tarde poniéndonos al día, me contó sobre su recuperación, sobre cómo siempre tenía a la mano un respirador, que debía ir cada dos semanas al médico. Yo le hablé sobre la rehabilitación, mi odio hacia Vicky y sobre como abandoné las terapias con el psicólogo. Lloramos, nos consolamos mutuamente.

El tiempo alejados no hizo más que crecer el amor entre ambos.

Fue como si todos esos meses sólo fueran una pesadilla desagradable. Una que se acabó en el momento en que ella volvió a mis brazos.

—Quédate siempre —rogué.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora