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Los días pasaron, tan tensos que se sintieron eternos. Los doctores varias veces tuvieron que intervenir a Less, mientras su cuerpo se adaptaba al trasplante. Fue difícil para todos.

No me moví de su lado. Hasta que los días pasaron y la anestesia ya no era tan necesaria. Hasta que vi sus ojos revolotear, hasta posarse en mí.

No habló, pero su sonrisa dijo más de mil palabras.

Lloré con ella, mientras me aferraba a su mano.

—Te amo, Less.

No habló, pero sus ojos dijeron todo lo que sentía.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora