10

465 103 1
                                    

—Por favor, Axel —suplicó mi madre al encontrarme nuevamente con la mirada vacía.

Los últimos días en el hospital los pasé así, con la vista fija en la ventana. Viendo, pero sin ver nada.

Todo a mi alrededor se sentía oscuro, lleno de una agobiante oscuridad que comenzaba a tragarme por completo.

—Sé que ahora se ve mal, pero ya escuchaste al doctor. En un tiempo incluso podrías usar una prótesis. Estarás bien.

—No está, mamá —Eso era lo único que repetía desde el momento en que noté que mi pierna ya no estaba.

—Lo sé...

—¿Cómo se supone que lo supere? —pregunté al aire—. No quiero esto.

—Hijo...

—No está...

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora