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—¿Puedes creerlo? —exclamó con emoción—. ¡Ya es nuestro!

—Todo nuestro, mi amor —dejé un beso en sus labios.

Lexy brillaba de la felicidad. Habíamos logrado rentar un apartamento pequeño que quedaba a sólo cinco minutos de la universidad y a una hora de nuestros padres.

Era un sitio pequeño, pero era nuestro.

—Te amo tanto.

—No más de lo que yo te amo a ti.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora