3

656 121 10
                                    

Tuvieron que sedarme.

Cuando desperté por segunda vez, lo primero que noté fue el rostro de mi madre. Jamás vi emociones tan contradictorias en un rostro, pero ahí se encontraban tanto el alivio como la preocupación. 

Ella lloraba y yo solo deseaba calmarla. Ya no tenía un tubo en mi garganta y me sentí mucho mejor al no tener esa molestia. 

La escuchaba balbucear algunas cosas, pero mi mente apenas las procesaba.

—Mamá —intenté decir, sin embargo, estoy seguro de que no logró escucharse lo suficiente.

Mi mamá lloró aún más.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora