54

290 75 1
                                    

—Eres una maldita —se me escapó aquel día.

Después de caerme y lastimarme unas cien veces, estaba comenzando a molestarme.

Y todo en ella me molestaba. Su sonrisa, sus ojos castaños atentos, su actitud positiva.

La desgraciada solo se río, ayudándome a levantarme.

—Todos comienzan siendo como tú —explicó sin dejar de sonreír—. Ódiame todo lo que quieras, cuando salgas de aquí, vas a amarme.

Lo dudaba.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora