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Besé sus labios, queriendo borrar la tristeza de su expresión. Besarla después de tanto tiempo se sintió como el paraíso.

Se acurrucó contra mi pecho. Podía sentir su respiración, su corazón latiendo.

Jamás creí que un sonido tan común como el latido de un corazón, podía ser mi favorito. Pero luego de casi perderla, fue lo único que me importó.

—Perdón, Lexy. Te traté mal...

—No pasa nada. Debiste imaginar lo peor.

—Debí dejarte explicarme —crispé mis manos.

Estaba molesto conmigo, molesto por no preguntar más, no insistir más.

—Y lo hiciste.

Así era Less. Podía entender el comportamiento de las personas con tan facilidad.

No necesitaba explicarle mi manera de actuar.

Ella ya lo sabía. 

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora