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—¿Ahora haces complots con mi madre? —No pude evitar preguntar con indignación.

—Tu madre sólo quiere lo mejor para ti.

—¿Y qué te hace pensar que tú eres lo mejor para mí?

La vi tragar duro, sirviendo el desayuno. De hecho, fingió no haberme escuchado.

Pero yo ya había notado aquel brillo de las lágrimas en sus ojos.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora