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Tenía un respirador artificial ayudándola, estaba conectada a diversas máquinas que la mantenían monitoreada. Su piel estaba pálida y se veía ojerosa. Además, ahora tendría una nueva cicatriz en su cuerpo.

Una que indicaba una segunda oportunidad. Una cicatriz que le permitía seguir a mi lado.

Sí, los siguientes días serían difíciles, la tormenta aún no había pasado.

Pero estaba con vida.

Y jamás la había visto tan hermosa.

Por una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora