Capítulo 7: Noche de chicas y Carter

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Viernes, 7 de abril de 2017.

—Lo estás haciendo mal, Bambi.

Levanto la vista y me encuentro con la mirada reprobatoria de Eva a través del celular. Ahora es cuando me arrepiento de llamarla y que me dicte los pasos de su receta para muffins.

—¿Quién va a comer esto? —murmuro molesta.

—Te escuché.

Le sonrió con el fin de que no empiece a regañarme. Lo logro. Siempre consigo lo que quiero con una sonrisa y un rápido movimiento de pestañas.

—¿Dónde estás? —pregunta Simon.

Tardaron más de veinte minutos en hacerme esa pregunta. Es muy notorio que no estoy en la lujosa cocina de Ian.

—En la casa de una nueva amiga.

Los dos ríen feliz. Si tan solo supieran que mi nueva amiga tiene trece años, que es mi cuñada hasta que concluya el año y que estoy aquí como niñera porque está castigada.

—Ya te has olvidado de nosotros —suspira Simon.

—Eso no es cierto.

—El viejo tiene razón, Bambi. ¿Cuándo vendrás a visitarnos?

—Muy muy muy pronto. Tenemos algo que celebrar.

—¿Qué?

La pareja comparte una mirada confusa. No son tan viejos para olvidar una fecha importante.

—¡Tu cumpleaños, papá! —exclamo.

—¿Se acerca mi cumpleaños? —pregunta sorprendido—. ¿Tan pronto?

—Sí, en diecisiete días hará un año del último.

Ellos son las únicas dos personas que de ningún modo se dan cuenta cuando soy sarcástica. Y eso es algo bueno.

Acomodo los pirotines blancos con algunos dibujos de flores dentro de los agujeros que hay en la bandeja.

—Debo terminar esto antes de que se arruine.

—Creo que ya está arruinado —Eva arruga la nariz.

Suspiro.

—Mamá.

—Perdón, ojalá que no les caiga mal cuando lo prueben.

Me despido de ellos lanzándole un beso y me enfoco en verter la masa dentro de los pirotines y luego llevar la bandeja al horno. Unos pasos se acercan a la cocina, Gianna aparece detrás de la puerta.

—Hola.

Medio sonríe cuando pasa por mi lado. Va a la heladera y toma una botella con agua. Estamos en primavera, pero hoy parece un día de verano. Apenas se marchen planeo subir las escaleras e interrumpir a Katerina, que se encuentra haciendo tarea, invitarla a merendar y pasarnos la tarde en su piscina. Se supone que estoy aquí para que no tenga diversión alguna, pero eso puede ser un secreto entre ella y yo.

—Carter y yo estamos por irnos. ¿Segura que van a estar bien?

—Por supuesto que sí —digo en un intento de tranquilizarla—. ¿Qué tan difícil puede ser mantener un ojo encima de una adolescente?

—A veces es muy complicado.

Tiene razón, aun así, creo que puedo encargarme de esa niña.

—Si algo malo pasa no dudes en llamarme, o a Carter o a Valentin.

Me contengo de hacer una mueca al escuchar el ultimo nombre.

—Vamos a estar bien —le aseguro—. Ve y diviértete.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora