Capítulo 23: La casa de papel

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Miércoles, 31 de octubre de 2018.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —me pregunta Claudia, por segunda vez en el día.

—Seguir el maratón de películas de terror —Le respondo.

Liam deja de rebuscar en el tazón de palomitas y me mira enarcando las cejas.

—Estamos mirando El cadáver de la novia, Mara. No es de terror.

—¿Cómo no? —me enfado—. Imagínate pasar al mundo de los muertos estando vivo. Te cagas entero.

Halloween es mi época del año favorita. Lo sé, seguro es una sorpresa. Todo lo que tenga relación a esta fecha me pone loca de emoción. Desde que comienza el otoño con su aire fresco y las hojas amarillas o marrones que caen de los árboles directo a las veredas de las casas; las calabazas que comienzan a adornar las calles; las películas de miedo y las que no dan tanto miedo; los disfraces de cualquier tipo —los tenebrosos, los sexys, los acabo-de-recordar-que-hoy-era-halloween-y-esto-es-lo-mejor-que-pude-conseguir—, las fiestas. Y, específicamente, porque al otro día es mi cumpleaños y se hace lo que yo diga.

—Es Halloween, estamos en Hollywood, encerrados en una habitación y mirando películas que ni siquiera terminan los niños por el aburrimiento —dice y aquello se ganó una mala mirada por mi parte, la cual ignoró olímpicamente—. Vuelvo a preguntar, ¿qué vamos a hacer hoy?

—A la noche vamos a celebrar mi cumpleaños.

—¿A qué club vamos?

—Delilah, en West Hollywood.

Normalmente Claudia es la que se encarga de ayudar a organizar mi cumpleaños cuando quiero celebrarlo en Toronto. Sin embargo, ahora mis ayudantes fueron tres: Xavier me ayudó a repartir las invitaciones, Sierra consiguió el club, y Olivia fue de gran ayuda en la decoración.

—¿No podemos salir con unos de tus amigos famosos? —cuestiona Liam.

—Yo quiero conocer a mi nuevo cuñado —Claudia se apresura a decir.

—Otra vez, no es tu cuñado. 

No me entusiasmaba la idea de ver a Xavier después de lo que escuché cuatro días atrás. No volví a verlo e ignoré sus mensajes con la excusa de que estaba ocupada con mi familia y amigos que habían llegado a Los Ángeles —en realidad, eso no era mentira—.

—¿Hoy finalmente vamos a conocer a tu nuevo novio? —Liam le sigue el rollo a Claudia.

—Que no es mi novio. Solamente follamos.

Liam me mira con una sonrisa incrédula.

—Espera, ¿me estás diciendo que él no te hace sentir nada?

—Me hace sentir que me voy a morir mientras dura mi orgasmo, pero fuera de eso es un simple amigo —me limito a responder—. Exactamente como tú.

Y con ello, consigo que el rubio guardé silencio. En cambio, Claudia vuelve a tomar el mando.

—Bueno, entonces queremos conocer al chico que te tiras —dice y, al notar que no voy a cambiar de opinión fácilmente, utiliza una brava, pero inteligente táctica—: Si sigues escondiéndolo de mí voy a pensar que es un idiota y te da vergüenza él.

Le dio justo en el clavo. Porque Xavier podrá ser insoportable, agrandado y antipático cuando ya no le quedan ganas de socializar. Sin embargo, no es un idiota del cual yo deba sentir vergüenza al estar relacionada con él.

Liam asiente, dándole la razón y agrega:

—Yo también lo quiero conocer.

Sabía que ninguno de los dos iba a darse por vencido. En realidad, dudaba que quisieran conocer a Xavier ahora mismo, lo que si querían era salir de aquí y lo utilizaban como excusa.

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