Capítulo 24: La cena de cumpleaños I

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 Jueves, 1 de noviembre de 2018.

Olía a vela por toda mi habitación, y no era una vela aromatizante, es una vela común, una que se usa cuando la luz se va o cuando te cantan el feliz cumpleaños. Intento abrir los ojos, pero —como todas las mañanas— los párpados me pesan.

Alguien entra en mi habitación y toma asiento a mi lado. La dulce voz de Aria comienza a escucharse y no puedo evitar sonreír aun con los ojos cerrados. Cuando termina de cantar abro mis ojos y la veo, tan preciosa y con una mirada llena de amor. Estira su brazo en donde había un cupcake con una pequeña vela y la apago después de pedir tres deseos, los cuales sé que van a cumplirse: alcohol, cigarrillos y buen sexo por lo que resta mi vida.

—Feliz cumpleaños, cielo.

Ubico una mano en la parte trasera de su cuello y tiro hacía mi para abrazarle.

—Gracias.


🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒🌑

Mi mañana comienza en el baño, por un poco de resaca en el sistema. Después de quedarme debajo del agua tibia por casi una hora entro a mi habitación. Apenas enciendo la luz, una almohada me pega de manera muy fuerte en la cabeza.

—¡Claudia!

Ay, mi cabeza. Mejor nos pasamos el día sin gritar. Y aparentemente, sin mucho lío.

—Estoy durmiendo, maleducada.

Al igual que la mayoría de las personas, Claudia Espinosa no era amante de despertarse temprano.

—En Canadá son la una de la tarde —le digo—. Qué vergüenza.

—Vergüenza tú, que piensas que estamos en Canadá. Son las 10 aquí. ¿Sigues drogada?

—¡Shhhhh! ¡Acá nadie consume droga! —Levanto la voz, al tiempo que abro las ventanas de mí habitación, por si quedó algún aroma que mis padres no pueden descubrir—. ¿Quieres que mi mamá se muera de un ataque de decepción?

—La que se va a morir eres tú, que recién sales de la ducha, vestida solo con una toalla y al lado del frío que entra por la ventana.

Al momento que termina de hablar, soy consciente de la piel de gallina que tengo, hasta el punto que es doloroso.

Ella me da la espalda, llevándose la frazada hacia el costado y dejándome ver su enorme culo vestido por una tanga negra. El cual le doy un golpe, porque... la tentación.

Ni siquiera de queja por el azote, sino porque la luz de la habitación sigue encendida.

—Quiero es seguir durmiendo —rechincha.

—Pues te jodes, porque hoy es mi cumpleaños y vamos a hacer lo que yo digo.

Voy al armario para buscar una muda de ropa: Suéter negro con cuello de tortuga, un jean gris —que me queda enorme porque es dos tallas más grandes que la mía— y cinturón negro que haga juego con el suéter. Además, escogí un blazer rojo, junto a zapatillas blancas y medias del mismo color.

—Te odio —murmura Claudia cuando vuelvo a prestarle atención.

—Yo también —miento—. Si entras al baño que sea con cuidado porque el piso está mojado.

Dejo caer la toalla y me coloco el conjunto de ropa interior rojo vino que escogí. Me miro en el espejo.

Mierda, tendría que usar este conjunto para follar con alguien.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2022 ⏰

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