Capítulo 32: Seis botellas de cerveza

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Mini maratón 1/2.

Martes, 14 de noviembre de 2017.

Bajo de un salto desde el Jeep, le pongo alarma y me dirijo a "The Nice Guy" el restaurante donde Ian me cito a almorzar. Me preparo mentalmente para lo que sea que quiere pedirme, me llamo Bambi todo el tiempo y eso solo significa una cosa.

—Buen día. Reservación para Ian Bamber.

El mozo me sonríe y revisa la agenda que tiene entre manos.

—Sí, señorita. La acompaño a la mesa.

Lo sigo detrás, mirando a mi alrededor. El restaurante se mantiene entre los tonos marrones y alumbrado con lámparas, manteniendo un ambiente íntimo. El chico se detiene en una mesa de tres y mi mirada queda en Aria que emana nervios por los poros.

—Señorita —me dice el mozo mientras me ofrece asiento—. Aquí tiene el menú.

—Gracias.

—Vuelvo enseguida —asegura con una sonrisa y se va.

Bajo el menú y los miro.

—¿Qué?

—Primero vamos a pedir para almorzar —ofrece Ian.

Por Dios, que no sea lo que creo que es.

Vuelvo a estudiar el menú y elijo la primera opción. Mientras más rápido hagamos esto más rápido me darán las malas noticias. Porque lo que sea que se traen en manos me dejan en claro que no me hará feliz. Los nervios de los dos se notan de acá a la China.

El mozo nos trae las bebidas mientras les avisa a los cocineros que hemos pedido. Tomo un sorbo de agua, haciendo tiempo para volver a insistir.

—Bueno, ¿qué pasa?

Ian toma una honda respiración antes de hablar. Me doy cuenta que no quiere darme las noticias aun, pero puedo seguir insistiendo hasta conseguirla.

—Aria se va a mudar a Los Ángeles.

«Así que, vamos a ser tres ahora.»

Aunque no me guste la idea, no es tan mala. Puedo aguantar a la parejita de enamorados por menos de dos meses. Cuando el contrato se acabe volveré a Toronto. Además, sería bueno tener a alguien que ayude de vez en cuando con algunas tareas de la casa.

—Ah —respondo.

Vuelvo a llevarme el vaso a la boca. ¿Me han citado acá para decirme eso? Estaba esperando que dijeran que iban a tener un bebé.

—Porque... Aria y yo vamos a casarnos.

Dejo el vaso de forma abrupta sobre la mesa. Ella pega un salto y se queda mirando el plato que tiene frente a sus ojos.

—Mientes.

Ian le hace una seña y Aria estira la mano izquierda sobre la mesa. Un anillo gigante y brillante reposa en su dedo anular.

—Pero... —Me quedo callada de la impresión.

Ian Bamber no es hombre de una sola mujer. ¿Qué está haciendo él? ¿Qué está haciendo ella?

Me levanto de la mesa, llamando la atención de algunas personas. Ian me agarra el brazo y su cara se transforma en irritación pura.

—Deja de actuar como una niña. Podrías ponerte feliz por mí.

—Así como tú te pusiste feliz por mí.

Su agarre se debilita luego de escucharme. Quito mi brazo sin emplear fuerza.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora