Hablando con la Luna

Capítulo 16: No tuve que haber dicho eso

Viernes, 28 de septiembre de 2018.

La noticia se dispersó como pólvora en menos de veinticuatro horas. Primero empezó el rumor de que algo había ocurrido en la fiesta de cumpleaños de Sierra Sweet. Los fans y la prensa se pusieron a investigar hasta que encontraron la verdad. El jueves, después de las nueve de la noche, alguien -aprovechando el momento- creó una cuenta en Twitter y publicó un audio donde se escuchaba, con voz fuerte y clara, que Valentín King estaba follando con Lauren Hamilton el año pasado.

Solo eso.

No se ha filtrado que yo accedí a un contrato de noviazgo.

Solo a ellos dos les están cayendo horribles comentarios desde cualquier parte del mundo. Y, por más que se nota que soy yo quien habla, nadie se la ha agarrado conmigo. Salvo un par de insultos por parte de las fans de Valentín, por ser una bocazas, pero eso no es nada comparado al aborrecimiento que recibe él.

Dios, me he torturado leyendo algunos comentarios y es simplemente... degradante. Nunca me había sentido tan culpable, tan disgustada conmigo misma, tan hija de puta.

Las mismas inquietudes aparecen como un martirio. ¿Qué podría estar haciendo ahora Valentín? ¿Su familia habrá escuchado el audio? ¿Me deben odiar? ¿Gianna debe sentir que los he traicionado? ¿Katerina estará enojada conmigo? ¿Le he arruinado la carrera?

-¿Quieres que le agregue leche a tu café, corazón? -Sierra me señala mi taza que mantiene caliente el liquido negro.

Mi estómago se rehúsa a ser cargado muy pronto. Si lo apresuro hay posibilidad de que termine con náuseas y vomitando lo poco que he consumido hasta ahora.

-No, gracias.

Sierra y Olivia comparten una mirada. Llevan toda la mañana intentando que pronuncie más de dos palabras. Liv se limita a encogerse de hombros y seguir comiendo sus cereales en silencio.

-¿Quieres algunas Oreos? -continúa ofreciendo.

Sierra consigue sacarme un intento de sonrisa, solo porque ella tiene un enorme tarro repleto de oreos, que no le comparte a nadie. Y, por eso mismo, se gana una mirada de reproche por parte de Olivia.

-No, gracias.

Suspirando, se rinde y toma asiento para devorar las Oreos que sacó del tarro. Pasan unos minutos

-¿Qué? -le pregunta a la chica de cabello rosa.

-A mí nunca me convidas de tus Oreos.

-¿Quieres una Oreo, Olivia?

-No, estoy a dieta -recalca con mal humor-. Gracias por ofrecerme.

Eso ha conseguido mi atención: Liv haciendo dieta. Con lo delgada que ya es, va a desaparecer si sigue comiendo solamente ensaladas, batidos de espinaca y avena.

-¿Qué te hará comer una galleta?

-Me hará perder el control y me bajaré, por lo menos, diez de tus galletas -explica dándole un mordisco a su tostada libre de gluten-. No me tienes, Sierra. Lo digo en serio.

-Te creo.

Las tres nos giramos cuando oímos que alguien llama a la puerta. Sierra va a ver quien es y mientras aprovecho a terminar el café, que ahora está tibio. Se quien es la persona que se acerca a mi por tan solo escuchar sus zapatos chocar contra el suelo. Justo cuando levanto la cabeza, Xavier se coloca frente a mí, al otro lado de la isla.

-Hola, Marita -pronuncia mi nombre tan delicadamente que me provoca ganas de largarme a llorar, pero no voy a hacerlo, es muy temprano aún-. ¿Cómo estás?