Capítulo 22: Yoga

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Jueves, 14 de julio de 2017.

Me voy a volver loca si sigo en este lugar. Hace dos días que hago lo mismo. Me limito a desayunar con los chicos, estudiar el guion, almorzar cualquier comida chatarra, estudiar el guion debajo del árbol hasta que anochezca o me sienta observada por un posible asesino, pedirle a Teddy que deje la batería y juegue conmigo a las cartas y luego voy a mirar una película hasta que me de sueño.

Hoy quiero ir a la playa y la única persona que me haría caso está ocupada tocando la guitarra y con un bloqueo mental. Así que me tengo que conformar con la segunda opción.

Teddy esta tirado en el sofá, jugando a los Sims en su celular y ajeno al descontrol que sufren los demás por no avanzar en el álbum. Me acerco desde atrás y apoyo la barbilla en su hombro.

—Hola, guapo.

—No voy a jugar a las cartas, Mara —dice enfocado en su celular—. Ya me cansé de ganarte.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Podemos hacer algo divertido? —le ruego.

Una de las comisuras de su boca se eleva, provocando que se le forme un hoyuelo en la mejilla.

—Mara, soy el mejor amigo de tu novio. No deberías tirarte encima de mí de esa forma.

Me causa gracia su broma porque nunca saldría con él. Es guapo, cabello negro, ojos azules y buen gusto por la moda, pero no. No me van los chicos como Ted.

—Por favor, llévame a la playa.

Me mira sobre su hombro y considera mi idea. Le pongo una mueca de pobrecita que solo le causa gracia, no pena.

—Bueno, ve a ponerte un bikini y protector solar. Nos vamos a la playa.

—¡Yei!

Sin perder el tiempo voy a la habitación para cambiarme. Me pongo una maya de color blanco, un short de jean y ojotas planas. En un bolso guardo el protector solar, mis gafas de sol, una toalla limpia y mi celular. Teddy me espera en el patio de la casa, pero no está solo. No, Valentin está hablando con él, me da vergüenza interrumpir y que ambos se queden mirándome.

—Lista —sonrió.

King nos mira entre confundido y enojado.

—¿A dónde van?

—Vamos a hacer yoga en la playa —responde Ted—. ¿Quieres venir? Así tu mente se despeja un rato.

Los ojos de Valentin me buscan, pero yo me hago la tonta y miro la pintura roja que adornan las uñas de mis pies.

«Que diga que no. Que diga que no.»

—Bueno.

«Genial.»

Esperamos un momento a que vaya a buscar una toalla y se ponga algo en los pies. Vamos caminando hacia la playa, no queda muy lejos. Diez minutos a pie y si agarramos por un "atajo" según Teddy, él no es amigo del silencio y me da pena no responderle, por eso me veo enfrascada en un juego de preguntas y respuestas. Valentin nos sigue detrás, sin pronunciar palabra alguna.

—A ver, ¿a quién prefieres para ir de compras? ¿Sabrina o yo? —le pregunto.

Sus respuestas eran instantáneas, pero lleva diez segundos sin responder, comienzo a negar y eso despierta a Teddy de su desconexión.

—A ti —responde.

—Has tardado mucho en contestar.

—No, Mara. Te elegiría a ti.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora