Capítulo 40: Noche vieja

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Mini maratón 2/2. (Si Wattpad te trajo acá primero anda al capítulo 38)

Domingo, 31 de diciembre de 2017.

Mis tacones producen un sonido que retumba dentro de mi cabeza al chocar contra el suelo. A cada paso que doy tiro de mi vestido negro hacia abajo. Maldito el momento que creí buena idea usar un trozo de tela que cubre lo necesario.

—Hola, ¿está todo bien? —le pregunto a las primeras personas que se me cruzan por el camino.

Las chicas asienten brindándome una sonrisa. Me acerco a otro grupo y les hago la misma pregunta. Estos demoran en responder y varios me miran las tetas hasta que me enderezo, incómoda.

—Estamos bien, hermosa —responde un rubio que me dejaría sin baba si estuviera en otras circunstancias—. ¿Cómo estás tú?

«Aléjate.»

Doy media vuelta y me alejo de ellos. Algunos se ríen escandalosamente al ver que su amigo fue rechazado por mí. Voy a acercarme a algunas personas que están de pie en medio de la pista de baile, pero alguien me toma del brazo y tira de mí. Me encuentro frente a unos ojos celestes y sonrisa de arrogante.

—Ven a bailar conmigo.

—Teddy, no puedo. Tengo que fijarme si los invitados la están pasando bien.

—A la mierda los invitados —grita, consiguiendo que algunos lo miren. Dios no me digas que ya está borracho, con lo temprano que es—. ¡Tienes que divertirte tú también! Te pasaste toda la semana preparando esta fiesta. Te lo mereces —murmura lo último.

Soy consciente de que le doy más importancia a los detalles de la fiesta porque no quiero pensar en la pelea que se viene dentro de dos horas.

—Bueno, solo un baile.

¿Alguna vez mencioné que Ted es un buen bailarín? Mueve las caderas al compás de la música mucho mejor que yo. Hay algunas mujeres que se arriman de forma sugerente, pero él las rechaza diciendo que está ocupado conmigo. Eso es lindo, ningún otro varón había rechazado a alguien por mí, aun cuando sabían que yo no iba a ofrecerles nada una vez que la música se acabe.

Bailamos hasta que una chica guapísima le hace ojitos y a él le cuesta rechazarla. Al final le digo que debo ver a Valentin para que me deje ir y enredarse con ella.

No doy más de tres pasos cuando alguien me agarra otra vez, pero con más delicadeza. Miro la enorme mano que aprieta mi brazo y el corazón comienza a enloquecerse al reconocer los pocos tatuajes que hay en la tersa piel. Vengo escondiéndome de él desde que llegamos y me acaba de encontrar.

—Mara, te quiero presentar a un amigo —me dice Valentin mientras me deja delante de otro chico—. Él es Cameron, ella es Mara.

Cameron es... muy atractivo. Cabello claro, ojos marrones, pómulos marcados y un cuerpo en forma. ¿Qué les dan a los americanos cuando son bebes que parecen modelos luego de dar el estirón?

—Hola, es un placer conocerte.

Le tiendo la mano, pero él se adelanta a abrazarme. Tengo que mover mi mano rápidamente antes de que termine en un lugar donde ambos nos arrepintamos luego. También son algo toquetones, los canadienses no lo somos. Aprendimos a respetar el espacio del otro desde pequeños.

—Es bueno conocerte al fin —sonríe enseñando todos sus dientes—. ¿Hace cuánto que están juntos y todavía no nos conocíamos?

Le echo una mirada a Valentin, él no me la devuelve, se limita a observar la mano de Cameron, que sigue en mi cadera. Creí que ya había conocido a la mayoría de sus amigos, al parecer me falto conocer algunos más.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora