Capítulo 3: La Torre CN

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Mini-maratón 1/2 💕

Viernes, 10 de agosto de 2018.

Bajando por la escalera mecánica, al otro lado del aeropuerto, llego a ver a mi querido padre entre la marea de cabezas que corren hacia cualquier lado. Él levanta una mano cuando me distingue y, una vez que mis pies tocan el blanco y resbaladizo piso, corro hacia sus brazos.

Por la forma que me abraza me recuerda a mi infancia, en el tiempo que era una mocosa de papá... Igual lo sigo siendo, eh.

-Perdón por perderme tu cumpleaños -me lamento sobre su pecho.

-No pasa nada, Bambi. No le encuentro el sentido celebrar que cada año estoy más viejo.

Suelto una risita y termino con el abrazo de bienvenida.

-Sí, no digas eso delante de mamá.

Hablando de Eva Bamber, ¿dónde...?

Mis ojos van directo a una mujer pelirroja que se abre paso entre las demás personas y detrás de ella la sigue una adolescente bastante conocida.

-¡Ya ha llegado mi bebé! -grita mi madre, llamando la atención de las personas que están cerca.

Me tenso de manera notoria y siento mis mejillas enrojecer. Ella me aprieta contra su pecho y se mueve hacia los lados, como si estuviera meciéndome.

-Por Dios, mamá. Tengo diecinueve años, trabajo fijo... ¡Hasta he hecho una película! -susurro en su oído.

Pone sus manos sobre mi hombro y me aleja para verme mejor. Su sonrisa sigue intacta.

-Tonterías -niega y tira de mi cabello hacia atrás; con el fin de contemplar mi cara sin estorbos-. Qué largo tienes el pelo.

Es cierto, me llega casi hasta el culo.

-Sí, he pensado en cortármelo -confieso.

Sus ojos brillan al escucharme.

-¡Podríamos ir mañana a la peluquería!

Y ya han comenzado los planes.

-Por favor -termino accediendo.

Y me dirijo a la tercera persona que vino a sonreírme después de tres largos meses.

-¡Al fin! -chilla mi mejor amiga, alzando los brazos-. Estoy pensando seriamente en hacerle firmar un contrato a Valentin para que me deje verte, por lo menos, una vez al mes.

Me rio, sin gracia, de lo que dijo.

-No te preocupes, amiga -murmuro-. Ahora soy toda tuya.

La mirada confundida de Claudia cambia por una sorprendida y sin dejar pasar un segundo más me abraza como nunca antes lo había hecho.

Había llorado por su partida, pero no fue lo suficiente. Cuando me sentí una tonta prohibí que las lágrimas sigan cayendo. Me mantuve ocupada todo el tiempo. Estaba afuera de la casa por todo el día, mantenía mi mente ocupada leyendo y leyendo el libreto de la película por más que me lo sabía de memoria. Y ahora que todo acabo. Ahora que mi mente ya está libre. Decidí volver a casa porque no voy a poder enfrentar esto por mi misma.

🌘🌗🌖🌕🌔🌓🌒🌑

Si tuviera que clasificar el clima de hoy en Toronto seria: caos. Hay humedad, demasiada, y mi cabello no coopera. Además, parece que en cualquier momento va a llover. El cielo se puso gris desde que salimos de una cafetería en la cual Claudia me rogó ir por un frappé de oreo.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora