Capítulo 31: Feliz cumpleaños, mi niña

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Miércoles, 1 de noviembre de 2017.

El eco de los aplausos y gritos retumban en mis oídos.

-¡Pide un deseo! -Escucho el grito de Claudia que proviene de alguna parte.

Nunca me conforme con pedir una cosa. Siempre pido tres y espero que alguno de ellos se haga realidad.

*Conseguir el papel de la película.

*Felicidad eterna a Eva y Simon.

*Y el más importante, que mis invasivos sentimientos hacia Valentin dejen de avanzar.

Sopló las diecinueve velas que están clavadas sobre la masa del pastel y aplaudo emocionada al ver una nube de humo que asciende hasta desaparecer por completo.

Un año menos para ser completamente libre y depender solo de mi misma.

Mamá se prende a mi cuerpo como un garrapata y llora. Lleva llorando todo el día de ayer y me imagino las lágrimas que me esperaran hoy.

-¡Mi turno!

Claudia se tira encima de mí, las plumas de su disfraz -un cisne blanco- me golpean en la cara. Pasó de brazos en brazos, recibiendo felicitaciones, hasta llegar a Valentin. Él coloca las manos en mis mejillas y se agacha para besarme. Un simple roce de labios, con demasiada delicadeza. Apenas lo siento, pero sé que lo hizo por la mirada de algunas chicas que están a nuestro alrededor, con el celular en mano alumbrando y haciendo vídeos que terminaran en Instagram.

-Feliz cumpleaños, mi niña.

No llego a darle las gracias o volver a sus labios, que es lo que más quiero. Vuelvo a ser arrastrada a la masa de personas que intentan felicitarme. Mantengo una sonrisa gigante, aunque lo único que quiero es volver con Valentin y bailar lo que reste de la noche.

Ya cuando nadie más se me acerca borro la mueca falsa y busco con la mirada a alguien alto. Siento que una mano se apoya en la piel de mi espalda y pego un salto de la impresión. Doy media vuelta y me encuentro con Liam. No lo vi en toda la noche, pero parece que estuvo acá todo el tiempo.

-Feliz cumpleaños.

-Gracias.

Intento pasar de largo, pero no me puedo mover porque me tiene agarrada de la cadera.

-¿Ya le contaste a tu novio que nos besamos?

Veo sus ojos rojos, inyectados de sangre. Su postura no es recta y da la impresión que en cualquier momento va a caer al suelo.

-Creo que deberías ir a casa -le advierto y me quito sus manos de encima-. Pide un Uber, estás muy borracho.

Vuelve a cerrarme el paso. Ya me estoy cansado del jueguito que quiere emplear conmigo.

-Si no se lo dices tú, se lo diré yo.

-No lo harás.

-¿Cómo estás tan segura?

-Porque me lo estás diciendo a mí.

Lo veo dudar un momento.

-Bueno, tal vez no le diga que le metiste los cuernos conmigo. Pero si tengo que arreglar otra cosa con él.

Tan solo imaginarme que ocurra una pelea delante de todos mis invitados me hace sentir una ola de calor por todo el cuerpo. Avanzo hacia Liam y lo empujo contra la pared. Su espalda produce un sonido sordo contra el cemento y me mira impresionado.

-Yo no te metí los cuernos, Liam. Me conoces.

-¿Lo hago?

-Te espere todo un año para que formalicemos la relación que teníamos, pero te cansaste de mí y terminaste conmigo. Esa es la verdad. Acéptala o déjala. Ahora, vete a casa.

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