Capítulo 4: La primera cita

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Sábado, 1 de abril de 2017.

Tengo nauseas, aunque solo almorcé una porción de ensalada de frutas. Tampoco he logrado pegar un ojo en toda la noche y las manchas negras debajo de mis ojos se hacen presente. Soy un desastre. Hoy, oficialmente, comienza la actuación. El primer día de abril ha llegado y con eso la apertura de mi nueva relación falsa.

Estoy hablando con mi mejor amiga por mensaje de texto cuando alguien toca el timbre. Guardo mi celular en el bolsillo del pantalón, manteniendo silencio. Si no escucha algún ruido se ira, pero recuerdo que tiene una copia de llaves y solo intenta ser educado en no ingresar a una casa que no le pertenece. Vuelven a llamar a la puerta. Por supuesto, no se da por vencido muy fácil. Armándome de valor me levanto del sofá y voy a abrir. Valentin tiene una rosa roja en su mano. Mira mi atuendo con un gesto que es difícil de descifrar. No me veo mal, ni muy casual ni muy arreglada. Llevo puesto una remera Gucci -la favorita de Claudia, siempre que tiene una oportunidad me la roba-, un jean azul tiro alto y zapatos rojos con taco aguja. Oh, y la fresa del pastel son mis gafas de sol Bolon, nadie disfrutaría ver mis ojeras.

Se aclara la garganta.

—Te traje esta rosa.

Se la arrebato y la observo por unos segundos.

—Voy a dejar que se marchite, gracias igual.

Pone los ojos en blanco. Sin embargo, no pierde la educación. Dejo la flor sobre una mesita que hay a un lado.

-Ven, te quiero presentar a mi guardaespaldas. Él nos acompañará hoy.

Cierro la puerta con llave y en seguida nos acercamos a un hombre corpulento, tiene músculos por donde lo veas, el cabello castaño con algunas ondas y largo hasta por encima de los hombros. Todavía no puedo ver su cara porque se encuentra de espaldas.

Cuando escucha nuestros pasos gira y me mira sorprendido.

—¿Mara?

—¡Travis!

Abro los brazos y los envuelvo —o hago el intento— sobre su espalda. Mis manos no llegan a tocarse. Él es demasiado grande. Valentin nos mira confundido.

—¿Se conocen?

Me separo del grandote y le dedico una mirada con falsa diversión.

—No. En realidad, se cuál es el nombre de cada persona en el mundo con solo mirarle la cara.

Travis se ríe.

—Sabrina es la estilista de Mara.

Valentin parece más tranquilo al saber esto.

—Oh, genial. Pronto podríamos hacer una cita doble.

—Nos encantaría. Sabrina y yo intentamos salir con parejas, pero ninguna dura más de seis meses.

Eso me da a entender que Travis no sabe nada sobre el contrato. Se supone que solo cuatro personas están al tanto esto. Aunque no todo permanece en secreto y muero de ganas en ver quién va a ser la primera persona en enterarse sobre esta mentira.

—Lo sé, el amor está cambiando —murmura Valentin.

La sangre se me calienta y no pierdo la oportunidad de tirar un comentario.

—El amor no está cambiando, las personas no lo están respetando.

Intento enviarle una indirecta a Valentin. Lo entendió y solo recibo a cambio una mirada fría. Junto mis manos y le sonrío.

—¿A dónde iremos, nene?

—Es una sorpresa.

Odio las sorpresas. La mayoría de las veces planean algo que creen que puede llegar a ser de tu gusto y tienes que fingir que te encanta para no herir los sentimientos de la otra persona. Aunque no me importan los sentimientos de Valentin.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora