Capítulo 44: La cena

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Domingo, 4 de febrero de 2018.

James se encargó de hacer las reservaciones y de invitar a los demás. Lo único que me dijo que yo hiciera era: verme bonita y profesional. Lo de bonita lo llevo bien, pero lo otro... Es complicado ser profesional cuando los nervios atacan.

Detrás de nosotros hay algunos paparazzi, siguiendo nuestros pasos y tomando fotos con una mala posición. Uno se arriesga y corre rápidamente para ubicarse delante de nosotros y conseguir fotos que podrá vender a un precio mayor. Entramos al restaurante y los flashes se detienen. Por fin puedo ver por mí misma, aunque me cuesta ignorar los círculos blancos que aparecen de vez en cuando por los flashes de las cámaras.

Valentin me aprieta la mano y eso me regresa a la realidad.

—Tranquila, todo va a salir bien —me promete con una sonrisa llena de confianza.

El restaurante es Spago. El mozo nos lleva hacia el patio, dónde hay pocas mesas y el jardín está repleto de árboles cubiertos con luces navideñas.

James está de pie, con la mirada fija en nosotros y sonríe inmediatamente. Mientras nos acercamos le dice algo a su padre y se adelanta unos pasos.

—Hola.

—¡Estas guapísima! —exclama en un susurro y me abraza—. Aunque llegas algo tarde.

Llegue tarde porque Valentin no se decidía que camisa llamativa ponerse. Si la negra que tiene dibujos de labios en dorado o la blanca que tiene dibujos de labios en negro.

—Diez minutos tarde, gran cosa.

Al alejarse de mi levanta la vista y se enfoca en Valentin. James es un chico simpático, y lo demuestra con cualquier persona, incluso con desconocidos.

—Al fin nos conocemos.

—Sí, siempre andas con mi novia y nunca llegamos a hablar —le contesta King, sin mucha gracia.

James parece encantado ver a Valentin siendo un poquitín celoso. Yo, en cambio, lo miro enarcando las cejas, pero soy ignorada.

—Ahí está él —James me vuelve al tema principal: el hombre que está sentado en la mesa a unos metros de mi—. Recuerda ser dulce, educada y humilde.

—Ya soy esas tres cosas.

—Pues déjame decirte que no lo demuestras muy bien.

Tengo un insulto en la punta de la lengua, pero me retracto porque eso es justo lo que desea.

—Mírame.

—Lo hago —responde a mis espaldas.

Ver otra vez al hombre que tiene la decisión final me transporta a meses atrás, dónde yo era puros nervios y estrés, sin saber cómo iba a terminar.

Norbit Baker, el director de la película, es alto, tiene el cabello blanco platino, y luce ropa casual, pero parece algún modelo salido de una revista de moda. Es muy atractivo.

Saludo al señor Binchy, el padre de James, con un beso en la mejilla. Nos conocemos desde hace años, pero nunca hemos compartido nada más que un "Hola, ¿qué tal?". Norbit se pone de pie y yo rodeo la mesa para ir a su lado.

—Hola, soy Mara Bamber.

Apenas estiro mi mano hacia él la toma y sacude con la suya. Espero no ponerme roja, ni que note mi pulso acelerado.

—Mucho gusto, Mara.

No lo escucho, pero sé que está detrás de mí. Así que señalo a mis espaldas y doy un paso hacia el costado para que pueda verlo mejor.

Hablando con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora