Capítulo 45: San Valentín

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Miércoles, 14 de febrero de 2018.

Por primera vez en el mes tengo un tiempo libre para reflexionar. Mi vida está yendo genial. La promoción a la nueva serie en Netflix terminó. La lectura del guion de película fue de otro mundo. Y, luego de una eterna semana, voy a ver a mi novio por fin.

Me bajo del taxi y entro al edificio donde son los ensayos de la banda. A lo lejos veo a Valentin, de espaldas a mí, hablando con Teddy. Quien me ve primero es Ted, levanta las cejas y sonríe. Lo saludo a lo lejos, no quiero entrometerme en la conversación privada de ellos. A Valentin le lleva unos minutos dejar de hablar y escuchar a Teddy, que me señala con una expresión de aburrimiento.

Ambos me miran y yo les sonrío enseñando todos mis dientes.

—Vengo a buscar una estrella del pop para llevar, por favor —digo, fuerte y claro para que me oiga desde su lugar a lo lejos.

Aturdido, viene a por mí.

—¿Qué...? —pronuncia una pregunta que no termina.

Bueno, puede ser que nunca le dije que estaría en California el día de San Valentin. Según él, estaba en Nueva York por la promoción de la serie. Hace tres horas me baje del avión, deje el equipaje en casa de Ian y llame a un taxi porque estoy demasiado cansada para conducir.

—Estaba pensando en que, tal vez, tú me extrañabas.

—¿Qué te hizo pensar tal verdad? —murmura.

—Hola.

—Hola.

Sin detenerse un segundo a mirarme los ojos —como acostumbra hacer antes de besarme—, me abraza y une su boca con la mía en un beso que nos hacía falta a los dos. Tan dulce como es costumbre.

—Estás muy linda.

—Gracias.

Me agarra un mechón de cabello y lo observa como si nunca hubiera visto el color rojo en su vida.

—¿Te cortaste el cabello?

Sí, hace cinco días. Una de las chicas del equipo encontró unas tijeras y gracias a unos tragos de tequila me armé de valor y le dije a que no se atrevía a cortarme el cabello. Por supuesto, ella si se atrevió, y le quedo terrible. Al otro día, terminamos en una peluquería para que un profesional mejorara su creación.

—Las puntas, según el peluquero —aunque siento que me falta media cabellera.

—Me encanta.

Suspiro. Si él lo dice, es porque es cierto.

—Feliz San Valentín.

—Feliz día del amor para ti.

Me agarra de la mano y camina hacia la salida del edificio. Miro sobre mi hombro y me despido de los demás con un movimiento de brazo exagerado.

—¿Ya terminaste por acá?

—Sí.

El sol de la siesta me pega en los ojos y me escondo detrás de Valentin para que los rayos no me den en la cara. Él sigue caminando hacia el estacionamiento.

—¿Tienes el día libre?

—En realidad, tengo que pasarme por el estudio.

No puedo evitar una mueca de desencanto, que él no ve.

—¿Por qué?

—Porque debo ver unas canciones que grabe y no entraron al álbum, pero las lanzaré en dos semanas.

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