Capítulo 9| Metida de pata

2.2K 177 23
                                    

Mordisqueé mi labio inferior en un intento por calmar mis nervios, la pierna me subía y bajaba velozmente amenazando con hacer un hueco en la enfermería de la universidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mordisqueé mi labio inferior en un intento por calmar mis nervios, la pierna me subía y bajaba velozmente amenazando con hacer un hueco en la enfermería de la universidad. Me pasé las manos por el cabello por tercera vez y volví a mirar la puerta esperando que mágicamente se abriera y me permitieran ver que sucedía ahí dentro.

¿Qué mierda le estaban haciendo?

Hace media hora que habían metido a Pía ahí dentro y aún no me daban noticias de nada. Era consciente de que estaba perdiendome las clases por estar pendiente de Pía, pero entre el cansancio de anoche y los nervios por su estado, realmente no me sentía en condiciones de ir a clases. Es más, si podía pediría unas pastillas para dormir y un justificatorio por la falta a mis clases.

No solo no había dormido nada por lo que había sucedido, sino que la preocupación de donde estaría Dante también me asaltó. No se había aparecido en toda la noche y esta mañana tampoco se había pasado por el departamento, de alguna forma me preocupaba que algo pudiese haberle ocurrido.

Aunque si algo le pasaba podía quedarme con el departamento, no me molestaría en absoluto si eso pasara.

Me paré de la silla y comencé a caminar en círculos por el lugar, no podía quedarme quieta. Temía marearme por dar tanta vuelta, pero tampoco podía quedarme con el culo pegado a la silla.

Que dilema.

Levanté la cabeza al oír una puerta abrirse y mis ojos se agrandaron al ver una figura conocida atravesar la puerta de la enfermería.

-Dante -balbuceé anonadada.

Su imagen era espantosa. Tenía sangre por la naríz, el cuello y las mejillas, inclusive la camisa blanca ahora tenía manchas de sangre. A su lado un chico le sostenía el brazo y a juzgar por su semblante, no se encontraba muy contento. Una vez ambos pasaron, otra pareja apareció detrás y uno de ellos lo conocía.

Era el chico rubio que yo había grabado en el estacionamiento, parte del grupo de los Pikes.

La cara del rubio no lucía mucho mejor que la de Dante, incluso me atrevería a decir que se veía peor. La sangre brotaba de su naríz a borbotones, tenía el labio partido, un corte en la ceja y un gran moretón en la mejilla izquierda. A su lado Ted lo tenía aferrado del brazo para que no se escapara y su cara derrochaba la furia que le corría las venas.

-Por Dios -solté y los cuatro chicos que antes no se habían percatado de mi presencia, lo hicieron.

Por instinto di dos pasos atrás, asustada ante las miradas asesinas de estos.

-¿Dónde está Bea? -soltó bruscamente el chico desconocido, dejó de sostener el brazo de Dante y se acercó a mi a grandes zancadas con aire amenazante.

-¿Qué? -solté sin entender a qué se refería.

Soltó un gruñido animal y en un pestañeo me agarró del suéter jalandome hacia él. Jadeé ante la sorpresa y puse las manos en su pecho empujando para quitarmelo de encima, pero parecía pegado al piso.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora