Capítulo 35| Sorpresas que apestan

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Apenas salimos del baño y avanzamos hacia el centro de la cafetería los pocos presentes que habían soltaron un grito y jadeo colectivos

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Apenas salimos del baño y avanzamos hacia el centro de la cafetería los pocos presentes que habían soltaron un grito y jadeo colectivos. Busqué con desesperación los ojos de Pía y la encontré con los ojos abiertos de par en par, la boca abierta y el horror estampados en su rostro.

-Aquel que se mueva sin mi permiso lo único que provocará es que le disparé a la jovencita que estoy sosteniendo en estos momentos -dijo en un tono de voz fuerte y claro.

No podía ver la cara del imbécil, pero a juzgar por la mirada espantada de Pía, supe que estaba jodida.

O mejor dicho, estábamos jodidas.

-Nena será mejor que levantes ese precioso trasero que tienes y avances hacia la salida en estos momentos o te juro que tú amiguita aquí presente se llevará la peor parte.

Al instante Pía se levantó tiritando y alzando las manos a la altura de su cabeza.

-Camina -gruñó sarandeandome y ambas avanzamos hacia la salida del establecimiento sintiendo que nos llevarían al matadero.

Y realmente esperaba estar equivocada.

Dante, si de verdad eres mi heroé, será mejor que aparezcas pronto.

Dante.

Observé como Ted bajaba el brazo con fuerza por la guitarra y sonreí levemente al recordar los viejos tiempos. Donde no habían ni enemistades, ni problemas que amenazaran con hundirnos a todos. Atrás estaba Daven en la batería, sonriente y tocandola como si no hubiera un mañana. A un costado Tyrion se había unido a ellos con el piano, sonriente y meneando su cuerpo de un lado a otro.

-¿Por qué no te unes a ellos?

La voz de Gael me hizo girar el rostro en su dirección y me encogí de hombros, crucé los brazos sobre mi pecho sintiendo el cuero ajustarse a mis brazos.

-Ambos sabemos que mi voz es demasiado rasposa para este tipo de canciones -dije en un pequeño murmullo rezando para que solo él lo hubiese escuchado.

Al instante una sonrisa curvó sus labios y negó con la cabeza, divertido.

-Cierto, olvidé que tienes pánico escénico desde aquella vez que te caíste del escenario -jugó.

Mordí el interior de mi mejilla mientras el recuerdo de la caída sobre el escenario volvía a mi mente como un relámpago. Intenté con todas mis fuerzas controlar el sonrojo en mi rostro y bajé la cabeza.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora