-Eeehh... Yo -balbuceé sin saber exactamente que decir.¿Qué debía decirle? ¿Qué somos compañeros de piso? ¿Bienvenido a casa? ¿Quieres pan?
-¿Quién carajos eres? -gruñó y ni siquiera me dejó hablar porque me empujó dentro del departamento y cerró de un portazo.
Fantástico, mi compañero era un bruto y un maleducado.
Me tomé el atrevimiento de mirarlo como una acosadora.
El chico portaba un cabello rizado color café con varios mechones revoltosos cayendo a un costado de su frente. Su piel era clara, pero no pálida como los fantasmas, sino que un tanto tostada. Sus ojos se veían cafés tirando a un negro intenso. Pero lo que más llamaba la atención era la gran cicatriz que iba desde una esquina de su frente, curvandose al llegar a la ceja, siguiendo su camino debajo del ojo y terminando en el comienzo de su pómulo. Vestía una camisa blanca con los primeros dos botones desabrochados, unos vaqueros negros que estaban rodeados por un cinturón igual de negro que el pantalón, y para finalizar unas zapatillas negras que parecían brillar como si fuesen zapatos. Desprendía un olor fuerte y embrigador que amenzaba con darme vuelta la cabeza en un chasquido.
Era unos centímetro más alto que yo y su cuerpo parecía bien formado a juzgar por los hombros anchos. Su forma de pararse derrochaba seguridad y me daba a entender que este tipo no era alguien con quien pudieses jugar a las muñecas y tomar el té. Sino que era el tipo que te usaba de muñeca sexual y te arrojaba el té por la cabeza.
-¿Terminaste de examinarme? -preguntó con la voz ronca y curvó los labios en una sonrisa ladeada mostrando el hoyuelo que se formaba en una de sus mejillas.
Me di cuenta que sonriendo lucía un aire infantil y juguetón, incluso se veía inocente, no el mounstruo mal educado y gruñón que me había hablado hace segundos.
Sentí mis mejillas encenderse al recordar que seguía viéndolo como una pervertida y me aclaré la garganta para hablar.
-Soy Eris Cole -hablé y alzó las cejas con curiosidad.
-Eris -ronroneó mi nombre entre sus labios y sentí un cosquilleo en el vientre al oírlo.
Hormonas, controlense.
-Necesito que vengas conmigo... Eris -su voz se coló por mis oídos enviando una sensación satisfactoria a todo mi cuerpo y me estremecí.
Ni con Ares me sucedían estas cosas.
Pensé y antes de poder formular alguna palabra su mano se adueñó de mi muñeca y en un pestañeo me sacó del departamento hacia los ascensores, nos subimos al primero y tocó el botón de planta baja sin soltarme en ningún momento.
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¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]
Roman pour AdolescentsSEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA: ADOPTEMOS. *No hace falta leer el primer libro para entender este. Diablo: Nombre que recibe Lucifer o Satanás, que en la religión cristiana representa al príncipe de todos los demonios. Bueno, enrealidad este Diablo er...