Capítulo 46| Primer Round

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Gael

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Gael.

Las puertas se abrieron de par en par y avancé hacia la recepcionista, quien apenas mirarme colocó el papel sobre el escritorio junto a una lapicera. Firmé el papel y lo deslicé devuelta a la mujer para luego seguir mi camino en dirección a los ascensores.

A un costado mío se encontraba una pareja de ancianos que veían hacia la pequeña pantalla de números rojos donde indicaba en qué piso estaba el elevador en estos momentos.

Esperé pacientemente a que llegara el ascensor y una vez lo hizo subí, marqué el piso y esperé mientras sonaba la molesta música de elevador.

¿No pueden poner otra música?

Una vez en el piso correcto me bajé y deambulé por las blancos pasillos llenos de puertas con números hasta encontrar la que quería.

Bingo.

Abrí la puerta de la habitación con lentitud y fui recibido por una perezosa sonrisa femenina.

-Hey, idiota -murmuró enderezandose en la camilla.

-Hey -dije adentrandome a la habitación y cerrando la puerta detrás mío.

Me moví hacia la silla que estaba a un costado de su camilla y me dejé caer, cansado.

-Te ves mal ¿Qué te pasó? -preguntó ladeando la cabeza -¿Ya le dijiste?

-No, y aún si se lo dijera no me creería -escupí apretando los puños.

-¿Cuándo vas a decirle que fue Dante quien planeó su secuestro e hizo tratos con Maximus? -se pasó una mano por el cabello, frustrada y volvió hablar -¿Y qué hay de lo de Ares? ¿Cuándo le dirás que todo fue porque Dante le dió unas pastillas que él mismo hizo? -insistió y simplemente me hundí más en mi silla -¿Lo del disparo?

-Eso último no fue su culpa -susurré, aunque ni yo mismo me lo creía.

-¡Por Dios! ¡Ambos sabemos que Cat envió a ese hombre para que te diera un buen susto! -chilló.

-Exacto, fue Cat, no Dante.

-¡Oh por favor! Sabemos perfectamente que Cat nunca movería un dedo sin el permiso de Dante. Antes prefiere amputarse un brazo que a desobedecerlo.

-No importa lo que haga, Eris siempre seguirá viendome como el malo de la película -dije echando la cabeza hacia atrás, agotado.

Estaba cansado de intentar torcer las cosas a mi favor. Estaba cansado de ver a Eris y a Dante juntos todos los malditos días. Besandose y tocandose por donde se les de la regalada gana. Estaba cansado de las miradas de odio y repulsión que me dirigían todos los alumnos cada vez que pasaba por un maldito pasillo.

-¿Y qué te dijo la policía sobre la denuncia? -susurró y se movió sobre la camilla.

Se sentó en el borde, dejando colgar las piernas y estiró la mano hasta tocar la mía con delicadeza, en señal de apoyo.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora