Capítulo 33| Entre diablos se entienden

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Tic, tac, tic, tac

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Tic, tac, tic, tac.

Ladeé la cabeza hacia la izquierda, encontrandome con Daven mordisqueando un lápiz, a su lado Tyrion mandaba mensajes de texto con la chica que estaba unos tres puestos más adelante. Moví la cabeza hacia la derecha encontrandome con Ted, que estaba dibujando una figura desconocida en su cuaderno, y a su otro lado se encontraba Ares, leyendo un ejercicio de la materia. Fijé la vista al frente encontrandome la ancha espalda de Gael cubierta por un sweater bordó y a su lado estaba Bruno, con la cabeza hundida entre sus brazos.

La intensa mirada de la persona que se sentaba detrás mío me hizo apretar con fuerza el lápiz y mordisquear mi labio con fuerza.

Dante.

-No me has dicho porque faltaste ayer -la voz de Pía se coló por mis oídos devolviendome a la realidad y pestañeé.

-Pequeños improvistos -hablé clavando la vista en la hoja que tenía en mi mesa.

-¿Cómo cuáles? Porque por si no lo sabías toda tú fraternidad desapareció ayer -contestó y apreté el lápiz con fuerza entre mis dedos.

-Nose que cosas tenían ellos, pero yo debía ver unas cosas con mi madre -solté en un murmullo lo suficientemente alto como para que ella lo escuchara.

24 hs atrás...

Nos miramos fijamente por unos segundos sin decir absolutamente nada hasta que abrí la boca.

-¿Estás drogado? -solté confundida y este alzó una ceja.

-Mierda, y yo que me creía frío -bromeó, puse los ojos en blanco ante la estúpidez de sus palabras y simplemente extendí la mano -¿Qué? -gruñó observando mi mano abierta.

-Dame la pastilla -hablé claramente, dejó la pastilla en la palma de mi mano con algo de duda, pero aún así lo hizo. Al instante cerré el puño y metí la pastilla en mi boca, me aparté yendo hacia la mesita de noche donde estaba el vaso con agua y me bebí el contenido pasando la pastilla por mi garganta -Bien, ya puedes irte de mi habi... -comencé hablar pero al girarme las palabras quedaron atrapadas en mi garganta al ver la imagen que tenía a un par de pasos.

La camiseta de Dante estaba tirada a un lado suyo, revelando ese perfecto torso con varias cicatrices.

De pronto se me secó la boca y me vi obligada a tragar saliva.

-¿Qué demonios haces? -agradecí que mi voz no haya salido inestable.

-Dormiré aquí -contestó con simpleza. Se quitó las zapatillas, las medias y finalmente se quitó los vaqueros quedando simplemente en un bóxer negro que dejaba ver una perfecta y marcada V escondiendose bajo este.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora