Capítulo 42| Sentimientos. Parte 2

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-Vamos a lavarte esas heridas -dije separandome de su abrazo

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-Vamos a lavarte esas heridas -dije separandome de su abrazo.

-Eris no tienes que... -alcé una mano, deteniendolo.

-Cállate y deja de arruinarlo ¿Quieres? -me levanté de la cama dejando la rosa en la mesita de noche y fui hacia el baño -Mientras tanto termina de quitarte la ropa.

Sin embargo jamás llegué al baño, ya que sus brazos me tomaron de la cintura, alzandome del suelo. Solté un jadeo por la sorpresa y luego mi cuerpo quedó devuelta en la cama, boca arriba, con la única diferencia de que esta vez tenía a un Dante sin camiseta sentado encima mío. Tomó mis manos, envolviendo sus dedos con los míos y recostó la frente contra la mía.

-Júrame que nunca me dejarás, que no importa lo que haya hecho... Jamás me dejarás solo Eris -susurró con los ojos cerrados, acariciando su naríz con la mía.

Con la poca luz que propocionaba el velador de mi mesita de noche pude ver claramente como una solitaria lágrima resbalaba por la mejilla de Dante.

-¿Acaso hay algo que no me estás contando... Dante? -hablé en un murmullo, débil.

¿Me estaba pidiendo que no lo dejara? ¿Y por qué lo haría?

-Eris... Júrame que nunca me dejarás solo. Júramelo -rogó, deslizando sus suaves labios sobre mi mejilla.

-Juro que nunca te dejaré solo Dante -hablé, y básicamente no mentía.

Jamás podría dejarlo.

Y en ese momento aquel chico malo, agresivo, dueño de un club de delincuentes... Aquel chico que siempre te veía sin ninguna emoción en el rostro, aquel que era capaz de golpear a matar, aquel que siempre tenía una sonrisa burlona en los labios y una pose inquebrantable. Ese mismo que me había envenenado días atrás, que me había amenazado, ignorado, usado, y hasta se había burlado de mi...

Simplemente se quebró.

Se desplomó sobre mi cuerpo, sollozando, mojando mi cuello de sus lágrimas mientras me susurraba al oído que me quería, que lo perdonara por cada uno de sus errores.

Supongo que este era el momento en el que aquel chico que todos veían como un veneno, era enrealidad un ser inocente que solo había hecho lo necesario para poder estar vivo y en especial para poder ayudar a sus seres queridos... Aunque los métodos no hubiesen sido los mejores. No todo había sido su culpa y aún así todos insistían en verlo como el malo de la película.

Pero para mi no lo era.

Verlo tan débil y tan frágil me hizo ver que no todos éramos de piedra, que hasta la persona más fuerte también tenía un punto de quiebre.

Y Dante lo había encontrado.

Envolví los brazos alrededor de su torso con cuidado de no tocar alguna herida grave, y este deslizó las manos bajo la tela de mi camiseta, acariciando mi piel con suavidad. Dejé salir un jadeo en cuanto fui consciente de la frialdad de sus largos dedos masculinos y por instinto curvé los dedos de mis manos sobre la piel de su espalda, apretando.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora