¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]

Capítulo 15| Bienvenida y Primera Sesión

-¿Nombre?

-Eris Cole West.

-¿Edad?

-Dieciocho años.

-¿Ocupación?

-Estudiante.

-¿Razón por la cuál está aquí?

Le lancé una mirada de: ¿Es en serio? Y este esbozó una sonrisa burlona.

-Un imbécil me usa de conejillo de indias para su estúpida tésis -escupí y lo vi escribir en el cuaderno, mientras lo hacía decidió volver hablar.

-Este imbécil agradece tus servicios de conejillo, pelo de chicle -soltó una risilla por sus propias palabras para luego mirarme -Ahora vayamos a lo importante -cruzó las manos frente al cuaderno -Las pesadillas ¿Por qué crees tú que tienes pesadillas?

-¿Qué no se supone que yo debo preguntarte por qué tengo pesadillas? -me señalé a mi misma y este alzó una ceja en señal de respuesta, dandome a entender que esperaba otra cosa por mi parte. Resoplé -No tengo idea -mentí y hundió las cejas, hastiado.

-Para que te pueda ayudar debes decirme la verda, prometiste ser sincera ¿Lo recuerdas o debo recordartelo? -negué y suspiró -Las pesadillas suelen ser por estrés o ansiedad generalmente, aunque también hay otros factores -hizo un ademán de desinterés- ¿Te has sentido estresada últimamente? -me miró a los ojos y lo pensé.

Si por estresada se refería a lo de Pía, los Pikes, Travis, Sucht y las drogas, pues...

-No, para nada -solté con una sonrisa de blancos dientes y bufó.

-Bien, entonces ¿Debo suponer que fue un trauma?

Al instante mi mente desconectó de donde estaba para saltar a otro lado.

Gritos de ayuda.

Sangre.

Cuerpos.

Dolor punzante.

Agua.

Por instinto llevé la mano a la cicatriz que estaba en mi nuca, escondida debajo de mi cabello y suspiré apretando los ojos.

-Con que fue un trauma -la voz masculina de Dante se escuchó bastante cerca y abrí los ojos para comprobar que, prácticamente, se encontraba parado a dos pasos de mi cuerpo.

Alcé la vista provocando que nuestros ojos se encontraran e intenté buscar alguna razón para huír de Dante, una razón para darle validéz a lo que me había dicho la anciana.

Pero no encontré nada.

-Ya tienes lo que querías, ahora mi información -gruñí y alzó los brazos cruzandolos detrás de su nuca, haciendo que sus músculos se tensaran.