Capítulo 12| Trato

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-Despídete del niño, cielo -la voz de mamá se coló por mis oídos y automáticamente me acerqué a él

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-Despídete del niño, cielo -la voz de mamá se coló por mis oídos y automáticamente me acerqué a él.

El niño dió dos pasos al frente haciendo que quedemos cara a cara. Por un momentos nos miramos mutuamente, sus ojos me miraban con algo que no sabía entender, y yo simplemente lo miré con curiosidad.

Desde que lo conocí me di cuenta que no era de hablar mucho y a juzgar por sus movimientos, supe que tampoco era un niño normal.

-Buenas noches -dije en un murmullo y asintió lentamente.

-Buenas noches -musitó, se giró sobre sus talones y subió corriendo las escaleras hacia, supongo, su habitación.

Volví a los brazos de mamá, la cual sonreía. Papá se unió al poco tiempo, con un vaso de algo que no supe decifrar.

-Cariño, no debiste haber bebido -lo regañó mamá mientras nos subíamos al auto.

-Tranquila, solo fueron unos pocos vasos. No pasará nada -y con eso la conversación finalizó.

Entonces la oscuridad me consumió, para luego arrojandome hacia otro escenario.

Sangre. Demasiada sangre teñía mi visión.

Gritos de dolor.

Voces difusas.

Agua.

Desperté de golpe con el corazón en la garganta y el sudor frío recorriendo mi espalda. Me llevé la mano a la cara apartando los mechones húmedos de mi rostro y giré la cabeza en dirección a la ventana, donde miles de gotas de lluvia golpeaban el cristal con furia. Tomé una respiración profunda desviando la mirada de la ventana y entonces grité.

Una figura desconocida estaba sentada en la silla de mi pequeño escritorio, mirándome.

-Joder, cállate.

Cerré la boca al reconocer la voz y encendí la lamparita de la mesa de noche. A pesar de la poca iluminación reconocí esos rizos que caían despreocupadamente por su frente, provocando que la mitad de su rostro quedara iluminado, dandole un aire misterioso al chico de la cicatriz.

-Dante -jadeé y bajó la vista.

Noté que tenía un libro entre sus manos y fruncí el ceño ¿Qué hacía en mi habitación?

-¿Qué haces aquí? -pregunté y se encogió de hombros -¿Cómo entraste a mi habitación?

-Este departamento es mío desde antes que vinieras a joderme la paz, tengo copia de todas las llaves del lugar -contestó con simpleza y tragué saliva.

Moví la cabeza hacia el reloj de mi mesita y achiqué los ojos al ver la hora.

4:36 am.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora